EL REGRESO AL COLEGIO
de la mayoría de maestros y maestras hoy lunes 17 de enero para iniciar las labores escolares 2011 en todo Colombia, un país con altos índices de mala calidad en educación, deberían servir para reflexionar en las causas y tomar medidas de verdad, pues
¡BASTA DE HISTORIAS!, estudio periodístico de obligada lectura.
Las 2 pruebas Pisa (PP) en educación (2006 y 2009) han merecido comentarios de todo tipo, pero ha habido un gran acuerdo nacional en cuanto al resultado desastroso en las 3 áreas (ciencias, matemáticas y lectura), en la interpretación y en las conclusiones. La sorprendente mejora (¿?) de Colombia en la más reciente no ha servido para consolarnos: seguimos muy mal y eso es inocultable. Celebro el optimismo de Francisco Cajiao, al comentar los leves progresos en lectura y escritura, pues “la lengua constituye la puerta de acceso a todos los campos del conocimiento”. Cajiao señala muy certeramente que “un buen nivel lector permite mejores desempeños en la comprensión de muy diversas clases de textos, así como mejores capacidades de razonamiento lógico, capacidad de establecer relaciones y realizar procesos de inferencia”. Lo ratifico en mi cotidianidad como profesor universitario en el campo de la física teórica: insisto en que queda mucho camino por andar.
“La mala calidad de la educación es causa de más desigualdad y más pobreza”, reconoce la ministra de educación, María Fernanda Campo. "En los países de bajo desempeño como Colombia, a los pobres les va peor que a los ricos e igual a los estudiantes de escuelas públicas y a las mujeres, que obtienen desempeños menores", dice el experto del BID, Hugo Nopo, comentando los resultados. La mayor parte de expertos en educación están de acuerdo en que las clases menos favorecidas tienen menos oportunidades porque su educación es más deficiente. Aunque de variados matices, los comentarios han sido siempre similares. El colega Javier Sáenz Obregón no se limita a citar expertos sino estudios cuidadosos de grupos de la universidad que concluyen más o menos lo mismo: la mala dotación en la mayoría de colegios públicos a nivel nacional causa más estragos en las familias pobres por muchas razones, claramente identificadas.
Por eso causa estupefacción, por decir lo menos, la voz disidente de un economista en torno a la distribución estadística de la población escolar que participó en PP2009, cerca de 8.000 jóvenes compatriotas de todos los estratos: “Somos un país muy equitativo en cuanto a resultados educativos en las tres áreas…" (el subrayado es para destacar la conclusión de un economista que nos sirve de ejemplo de mal formado profesional, al menos moralmente) "los colombianos privilegiados en términos socioeconómicos se parecen mucho a los colombianos que no lo son”, concluye el ex ministro de Hacienda , Alberto Carrasquilla. Las críticas le llovieron, como puede verse en los comentarios a su columna (http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/alberto-carrasquilla/columna-240007-equidad-y-mala-calidad).
La afirmación del ex no tendría mayor trascendencia si se limitara a negar la inequidad, a todas luces evidente. Pero sus conclusiones son vergonzosamente cínicas. Las del final de su artículo se parecen más a las mentiras de su amigo José Obdulio: “los colombianos nos gastamos 2,23 veces nuestro ingreso per cápita en educar cada niño… un maestro colombiano, con 15 años de experiencia, recibe un salario de 1,4 veces el PIB per cápita”, cifras superiores a las de la OCDE, según él. Vistas por otros ojos, las 2 ratifican la inequidad en el ingreso. En cuanto a la primera, un campesino o un obrero raso no puede invertir en la educación de sus hijos porque no tiene presupuesto para ello… mucho menos un padre o una madre sin empleo. La segunda, traducida a dólares, pone en evidencia que los maestros más veteranos en Colombia reciben 1/10 de salario o menos que sus homólogos en Finlandia, el país puntero en PP.
¿Podría decirse que la formación del veterano educador en nuestro país es comparable a la del maestro finlandés? Claro que no, de lo contrario, nuestros resultados serían bien distintos, aunque no basta con formar y pagar bien a los maestros, como hacen los nórdicos. Debe haber una política pública en educación muy clara… y una fuerte inversión, lo que también hacen. Puedo concluir, sin ambages, que Carrasquilla no leyó a Andrés Oppenheimer en su ¡Basta de Historias! (De cuentos chinos, diría el periodista. Le aconsejaría a Carrasquilla dar un vistazo a la entrada en este mismo blog del 11/01/2011.)
He sostenido, y no tengo razones para retractarme, que siendo Colombia en la región latinoamericana, si no el que más, uno de los países más inequitativos, en inequidad educativa es merecedor de un reconocimiento tipo Guinness récord. También he afirmado que, en promedio, los mejores colegios son privados. Los promedios siempre son discutibles. Depende de cómo se calculen. Igual ocurre con las comparaciones. Mientras que un colegio público atiende a una población de miles de estudiantes y tiene varias jornadas, buenos privados hay que tienen comparativamente pocos estudiantes y una sola jornada; los hay excepcionales de buena calidad con muy pocos por curso. Es innegable también que en la mayoría de colegios privados (ídem universidades) la educación es de mala calidad: ella es un lucrativo negocio en donde la inversión (léase búsqueda de la excelencia académica) es irrelevante para la ganancia económica del empresario.
El profesor Mauricio García Villegas en su columna del 15/01/2011, desmonta otras falacias estadísticas de Carrasquilla. El colega se refiere también a los comentarios sobre las PP hechos por el historiador Jorge Orlando Melo. Remito al lector a los mismos.
http://www.elespectador.com/impreso/columna-244959-falsas-ilusiones
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jorgeorlandomelo/la-gran-ilusin_8743140-4
Escribe Melo: “Mientras los asiáticos o finlandeses estudian con disciplina, motivación y entusiasmo, con maestros capaces y dedicados, y aprenden lo que necesitan saber, los niños nuestros navegarán, divagarán y vagarán más y aprenderán menos...” Pero hay otras razones que explican nuestro pésimo desempeño en educación, tanto en la escuela pública como en la privada, dándole en este sentido la razón a Carrasquilla. La pretendida revolución educativa del anterior gobierno consistió en aumentar cobertura sin calidad; el resultado fue aumentar los índices de deserción, los cuales son mayores en estratos bajos y en las regiones periféricas. Todo eso tiene una explicación perfectamente coherente con el sistema imperante de exclusión y marginación, factores a los que se suman corrupción, violencia y otras plagas. A eso se agregan otros agravantes que tendremos que analizar con detenimiento: falta de vocación y compromiso de una buena proporción de docentes; deficiencias en su formación disciplinar y poca efectividad en las campañas de actualización permanente. Un factor innegable lo constituye la falta de estímulos, para lo cual se requieren niveles de exigencia que se reconozcan explícitamente en los salarios. Mientras en Finlandia y otros países la escogencia de docentes es posterior a un selecto proceso de formación, en Colombia cualquier profesional puede aspirar a convertirse en pedagogo. Pero este tema dará para otras columnas. Bienvenidas todas las opiniones al respecto.