domingo, 24 de febrero de 2013

LA VERDADERA DÉCADA DEL CEREBRO

«MISIÓN: MAPEAR EL CEREBRO HUMANO»,
se anunciaba en EL ESPECTADOR del 19 de febrero pasado. "EE.UU. se embarcará en una nueva hazaña científica, comparable con el Proyecto del Genoma Humano: construir un mapa completo de la actividad cerebral". Al final de la nota se destaca: «El mapeo de la actividad cerebral permitirá obtener mayor conocimiento sobre la percepción, las acciones y, en última instancia, la conciencia.» Las dos afirmaciones que resumen el contenido de la nota se quedan cortas: la hazaña exige un esfuerzo mayor que el del Proyecto Genoma Humano, pues el órgano bajo estudio es mucho más complejo, y cada etapa ejecutada tendrá mayores repercusiones en la salud mental (prevenir el alzheimer, p.e.) y comportamental, desde desentrañar el origen de las emociones y los sentimientos hasta conocer qué nos hace actuar en una u otra forma. Todavía más: el impacto mayor en los cerebros sanos, el cual se logra prioritariamente a través de la educación, es preventivo; ya no podrá ignorarse, como hasta ahora se ha hecho, la plasticidad de ese órgano maravilloso, en especial en la niñez y la adolescencia. La nota completa de EL ESPECTADOR puede verse en: http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/vivir/articulo-405615-mision-mapear-el-cerebro-humano
«PROYECTO CONECTOMA HUMANO»
Tomó más de una década elaborar el diagrama circuital del sistema nervioso del C. Elegans, vulgarmente denominado nematodo, una especie simple de nematelmintos. El sistema neuronal de estos gusanitos está compuesto de tan solo 300 neuronas, lo que demanda un número no mayor a 7,000 conexiones neuronales, un conectoma poco envidiable, por decir lo menos. No parece mayor proeza, mas da una idea aproximada de los esfuerzos que demandará disponer de un Conectoma Humano cualquiera, p.e., el de un feto de 3 meses. En promedio el sistema nervioso del ser humano está compuesto de cien mil millones de neuronas, cada una de ellas con posibilidad de conectarse a unas diez mil neuronas, algunas vecinas, otras distantes. Que haya mayor o menor número de conexiones depende en primera instancia de la madre (y del padre), por supuesto también del maestro, evidentemente del medio cultural que nos rodea. «Conectómicamente los colombianos somos así», podría ser el título de mi próximo libro. Para que se entienda mejor, los neurólogos empiezan a decirnos que cada uno de nosotros es nuestro conectoma, o más claro aún:
YO SOY MI CONECTOMA.
(Esta nota está en elaboración. Tuve que ausentarme para atender los preparativos de la Cátedra Mutis «CIEN AÑOS DE SALTOS CUÁNTICOS». Un tema semifinal de la misma es precisamente: ¿Habrá alguna relación entre la cuántica y la conciencia? Hoy sabemos que ciertamente la hay entre los fenómenos cuánticos y la vida, de ahí que se hable de El amanecer de la biología cuántica, otro capítulo de la càtedra.)