Busca lo verdadero entre las aulas de la academia
No son 150 años, han
transcurrido 190 desde cuando se fundó la Universidad Central de la República,
antecesora de nuestra Alma Máter, con sedes en Bogotá, Caracas y Quito. El 22
de septiembre de 1867, mediante Ley 66 del Congreso, se creó la Universidad
Nacional de los Estados Unidos de Colombia. De la Gran Colombia ya se habían
separado Venezuela y Ecuador. No hay un día para celebrar, hay varios meses,
por lo menos desde hoy hasta el 25 de diciembre. Fue en esa fecha (1927) cuando se estableció por
primera vez en la Gran Colombia el concepto de una universidad laica con
libertad de pensamiento y con autonomía para establecer sus programas. De sus
logros ya se ha hablado, si no lo suficiente, por lo menos en forma abundante.
Refirámonos a algunas de sus perspectivas y otras tareas para el futuro.
Antes del bicentenario,
que podría celebrarse en una década si se tiene en cuenta lo anterior, hay otro
bicentenario próximo, el de la histórica Batalla de Boyacá. Duele pensar que
este podría pasar inadvertido en medio de la mayor crisis de
nuestras instituciones por causa de la corrupción, de efectos más nocivos
que la violencia centenaria. ¿Puede hacer algo nuestra Alma Máter para eliminar
ese flagelo antes que sea demasiado tarde? De seguro que sí y debe ser motivo
de reflexión para cada uno de sus integrantes.
La primera tarea
pendiente a la que la Universidad Nacional le apunta juiciosamente es a la paz
con desarrollo, o viceversa, desarrollo para cimentar la paz a partir de una
educación de excelencia con equidad (en principio todos y todas tienen las
mismas oportunidades para ingresar a uno cualquiera del centenar de sus
programas de pregrado; excelencia en este contexto incluye la indispensable ética, mucho más racional que la moral).
Esa tarea se viene
haciendo con escaso presupuesto y se sigue impulsando con participación de sus
profesores y de sus egresados, en ocasiones en medio de la persecución política
por parte de los sectores más retrógrados, pues «la Universidad Nacional
también ha sido víctima del conflicto armado».
Hoy queremos participar
a esta comunidad de profesores, egresados, estudiantes, que crece con el
tiempo, y administrativos que también deben estar comprometidos con las tareas
misionales, de un modesto proyecto que puede ser pionero para ese desarrollo en
paz, sin violencia ni corrupción, sin deterioro del medio ambiente, otra de las
plagas que se opone al desarrollo humano equitativo y sustentable.
El PEAMA de la Sede Sumapaz es
un nuevo enfoque del «Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica», el
primero que se piensa y estructura a partir de proyectos pertinentes para la
región. A pesar de sus restricciones económicas y prácticas (de escaso cubrimiento por ahora), puede ser el
comienzo de un programa más ambicioso al que nos referiremos después. Le hemos
denominado Laboratorio de Suma Paz. En su primera fase está restringido a la
formación inicial de la población rural aledaña a la Sede Sumapaz (Corregimiento
de Nazareth). Es una iniciativa de la Corporación Buinaima, a la que pertenece
como institución honoraria nuestra Alma Máter, a ejecutar en alianza con la Dirección Local de Educación del Sumapaz para reforzar el PEAMA regional.
Se ha querido con
este corto mensaje dar un ejemplo de iniciativas que también forman parte de la
celebración del Sesquicentenario de la Universidad Nacional de Colombia,
patrimonio de todos los colombianos.Gaudeamus igitur juvenes dum sumus...
(Alegrémonos pues, mientras seamos jóvenes, tras la divertida juventud, tras la incómoda vejez, nos recibirá la tierra.)