jueves, 28 de noviembre de 2013

Reflexiones sobre la Universidad Nacional

Se avizoran nuevos tiempos para la Universidad Nacional de Colombia


Esta semana el Alma Máter recibió una excelente noticia. 'Me complace informarles, que el día de ayer el Honorable Senado de la República, aprobó, por unanimidad, en cuarto y último debate la ley “por la cual se crea la estampilla pro-Universidad Nacional de Colombia y demás universidades estatales de Colombia”', dice textualmente un comunicado del rector. Simultáneamente se hizo el lanzamiento del libro Diálogos de la Habana: miradas múltiples desde la Universidad. Las noticias que nos llegan sobre los diálogos de paz son estimulantes, por decir lo menos. Una culminación exitosa de los mismos tendrá consecuencias positivas muy importantes para un verdadero plan de desarrollo de la Nación y un plan global de desarrollo de la Universidad a la vez ambiciosos y realistas.
La Nación ha estado en deuda con La Nacional, y esta ley es una primera intención de pago, resultado de una iniciativa que se manejó acertadamente y dio buen resultado. Gracias a ello se podrán reparar algunos edificios, muchos de ellos históricos, ampliar y modernizar las sedes, confiamos que todas, apoyar la investigación y diversos  programas, entre otros bienestar universitario, tema que vale la pena abordar con todas sus implicaciones.
No nos hagamos ilusiones; no es que se haya agarrado el cielo con las manos. Las necesidades son muchas y han sido represadas por décadas. Que a partir de 2019, dentro de 6 años, la Universidad siga recibiendo un 30% del recaudo por los conceptos (impuestos) especificados, es significativo. Pero el Gobierno Nacional no puede en modo alguno eludir su responsabilidad de incrementar los aportes que durante décadas no han recibido aumentos reales ni la de destinar recursos frescos para las nuevas necesidades de ampliación, cobertura y modernización. 
La aprobacion de la estampilla pro-universidades es un primer logro que implica grandes retos. La culminación exitosa de los diálogos sería otro gran paso, con retos todavía mayores. Una reforma educativa de fondo que no repita experimentos fracasados en otras latitudes sería un gran avance para los retos del futuro. Quisiera, con la contribución de muchos, aportar reflexiones que a su vez aportaran al modelo de Universidad Nacional que se merecen los colombianos todos, sin exclusión.  
(La segunda parte se propone examinar el Plan Global de Desarrollo 2013-2015 propuesto a la luz de nuevos acontecimientos. Para empezar, llamo a conocer el documento, el cual puede descargarse en PGDUNAL.

lunes, 25 de noviembre de 2013

LA VERDADERA REVOLUCIÓN EDUCATIVA

En los dos períodos del uribismo se nos habló de la Revolución Educativa. Probablemente nunca antes hubo una época con más altos índices de deserción escolar, y un cambio en el enfoque tradicional de la educación no fue en modo alguno la característica. Al final, ante el fracaso afortunado de un tercer período de Uribe, se intentó transferir al santismo una reforma a la educación superior que finalmente fue archivada gracias a una histórica e inteligente movilización estudiantil. Santos I no se caracterizó por invertir en educación lo que se debe invertir; tampoco por propuestas exitosas frente al tipo de educación que se debe impartir.
Santos II, si se no se da el regreso a la caverna (no propiamente la de Platón) o la aglutinación de las atomizadas fuerzas progresistas, pudiera distinguirse por una verdadera revolución educativa, no porque vaya a estar en su agenda de gobierno, sino porque cabe la posibilidad de un movimiento popular, no populista, alrededor de lo que podría ser una  bandera postconflicto, para que no se vuelva a la barbarie, para que surjan nuevas formas de pensar y de actuar que conviertan a Colombia en un nuevo modelo de desarrollo o paradigma, distinto al modelo perverso del narcotráfico, del paramilitarismo y de una guerrilla obsoleta; modelo y formas que pongan fin a la pobreza y la violencia, tan emparentadas, injusticia, intolerancia y discriminación, las tres hermanas, y la hasta ahora imbatible corrupción con todas sus secuelas.
Por brevedad, en lo que sigue adoptaré el mecanismo académico de citar otros escritos que sirvan de referencia. El primero es una, en mi opinión, acertada columna de Álvaro Forero Tascón, Frenar el péndulo, para que no regresemos a lo mismo. El avance en temas sociales que significaría el no retorno del péndulo puede ser la oportunidad para exigir la educación que Colombia se merece hacia la segunda mitad del siglo XXI, para lo cual hay que empezar ya.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Manifiesto por la Educación desde las Neurociencias

¿Qué es la educación? El concepto mismo debe de ser revaluado. Propongo un enfoque actualizado, y para elaborarlo parto de
Una Nueva Imagen del Cerebro
El pasado jueves 21 de noviembre se desarrolló en Maloka un histórico conversatorio. Rodolfo Llinás y otros neurólogos compartieron con el educador Francisco Cajiao y un abarrotado auditorio sus inquietudes frente a la educación que se ofrece en Colombia. Varias veces hemos mencionado en esta columna que Llinás fue el gran impulsor de la denominada «Comisión de Sabios», o "Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo", hace justo 2 décadas. Si bien han surgido muchos grupos de investigación y se han formado en Colombia muchos doctores, nuestro desarrollo científico y tecnológico sigue siendo precario. La inversión en investigación es insuficiente, lejana a la meta entonces propuesta del 1% del PIB, a pesar de que actualmente se destina una porción importante de las regalías a proyectos regionales innovadores.
¿Qué puede decirse con respecto a la educación, la base fundamental para el cambio? Es innecesario repetir aquí que ella va de mal en peor: es la cenicienta del argot político. Las mal concebidas locomotoras de Santos no tuvieron en cuenta los rieles. Sin investigación no habrá innovación, pero sin educación de calidad no habrá investigación ni desarrollo. Seguiremos padeciendo del mismo manejo del Estado por parte de la clase dirigente y de los mismos males por él inducidos: pobreza e inequidad que generan violencia, corrupción e injusticia que la incrementan todavía más. Esas son, en esencia, las mismas conclusiones del Informe Conjunto y de los Informes de Comisionados, 6 volúmenes más que, por desgracia, casi nadie leyó. De haber tenido en cuenta sus recomendaciones, otro sería el  panorama; se habría podido conformar, al cabo de 20 años, el nuevo ethos cultural que Colombia requiere con urgencia. En educación, el Proyecto Cosmología, también propuesto por Llinás, habría podido ser el gran salto al siglo XXI.
Hemos afirmado en estas columnas y otros escritos que la presente década es la del cerebro. Así lo corroboran los grandes proyectos de miles de millones de dólares y euros que en los países desarrollados se están poniendo en marcha. No se ha enfatizado suficientemente lo trascendentales que pueden ser para la educación del futuro los resultados de la Iniciativa Cerebro (B·R·A·I·N Initiative, en USA, por sus siglas en inglés: Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies) y el Proyecto Cerebro (Brain Project en la Unión Europea). Entender cómo actúan, sincronizadas,  distintas zonas del cerebro, distintos conjuntos de neuronas, en respuesta a estímulos externos es muy importante para la enseñanza-aprendizaje. Por eso el enfoque que se le dé a la educación  pensada para la segunda mitad del siglo XXI (y, por qué no, lo que resta de la primera parte de la llamada Era de la Información) no puede estar al margen de esos avances. El cabal entendimiento de conceptos ya tradicionales como "el miembro fantasma", de la plasticidad cerebral, de la estrecha relación entre las funciones cognitivas y actitudinales llevarán a un nuevo paradigma del campo educativo y pedagógico.
Aunque aún no se ha avanzado lo suficiente en los proyectos arriba mencionados, descubrimientos recientes en las neurociencias nos alejan todavía más de la visión propuesta por Gall hace 2 siglos. Tampoco la neurona como unidad básica del cerebro tiene validez, según Miguel Nicolelis y otros destacados investigadores. Somos una asociación de neuronas multitarea distribuidas en varios sitios y actuando coordinadamente para generar el producto final, emergente, del comportamiento humano. La educación, esa es la conclusión, debe tener en cuenta los nuevos avances en las neurociencias.
(Para ahorrarme otras columnas, les invito a examinar lo que va de Uribe a Santos en el análisis hecho por María Fernanda González y 60 años de Viento Seco, por William Ospina. Complementa una columna anterior la que nos ofrece Alfredo Molano en Memorias de la Guerra. En Colombia no priman 3 derechos fundamentales: a la vida, a la salud y a la educación. Eduardo Sarmiento nos recuerda la comercialización de los dos últimos. Si hubiéramos invertido en educación de verdad...: invirtamos ya!)

lunes, 18 de noviembre de 2013

CONVIVENCIA EN LA DIFERENCIA, LA CLAVE

Para la marginada mayoría  de la población colombiana, los "Diálogos de Paz" en La Habana, Cuba, son de poca trascendencia o se dan en medio de la guerra; en los círculos de intelectuales prima el escepticismo y en los políticos la polarización. Quizá no sea elucubración imaginar que el supuesto atentado al jefe del "Puro Centro Democrático" y al fiscal general de la Nación haya sido eso, como sugieren algunos columnistas. Así, pues, los indiferentes y los enemigos de las negociaciones con las FARC pueden sumar una aplastante mayoría. No obstante, es un hecho que el manejo dado al tema decide en gran medida el resultado de las próximas elecciones presidenciales.
Contra todo escepticismo, los diálogos siguen, y lo menos que cabe desear es que terminen sin que conduzcan al menos a avizorar una luz al final del túnel.  El paramilitarismo fue una de las reacciones del aparato reproductor del sistema y el narcotráfico se nutrió de esos dos ejércitos. Son muchas las decenas (¿centenas?) de billones de pesos que estas 3 desgarradoras guerras han costado a los colombianos. Si un 10 % de los recursos que demanda mantenerlas se destinara a la educación, podría cambiar el panorama futuro de Colombia, su competitividad y, sobre todo, el ethos cultural, las formas de pensar y de actuar, las posibilidades de desarrollar la ciencia, la tecnología y la innovación para ponerlas al servicio social. Un modesto 1 % o menos invertido en la reconstrucción y modernización del Campus de la antigua Ciudad Blanca, que ya no lo es tanto, resolvería una de las crisis por las que atraviesa nuestra Alma Máter. 
En el siglo XXI, de las supuestas sociedades del conocimiento, la paz es convivencia y prerrequisito para un desarrollo a escala humana, lo cual exige a su vez un alto grado de educación para todos, una educación en la que la excelencia y la ética coincidan. Resulta extraño que el tema de la educación no sea de mayor interés para los dos protagonistas en la mesa de negociaciones: ninguno de los 6 puntos lo toca explícitamente.
El tema de los diálogos y las negociaciones debería ser, y lo es, de trascendental importancia para la comunidad que comparte el ancho territorio cubierto por la universidad de la Nación. Algunas de sus sedes están en zonas de conflicto; el conflicto, por otra parte, ha afectado profundamente la historia de nuestra Alma Máter por más de medio siglo. Por estas y otras razones, quiero referirme explícita y brevemente a un asunto en apariencia puntual, estrechamente relacionado con el anterior, que debería interesar por igual a todos los estamentos universitarios. El estudiantil podría ser el más beneficiado si tomara conciencia del problema en su conjunto: ello permitiría ahorrar también una porción significativa del presupuesto de la universidad, pudiéndose invertir esa suma en bienestar estudiantil en particular y universitario en general. Me refiero a las normas mínimas de Convivencia dentro del Campus, agravadas por personas ajenas a los estamentos que lo conforman. Ingenuamente me pregunto por qué nuestros baños, por ejemplo, no funcionan como deberían funcionar. Falta de compromiso, es parte de la respuesta. "Lo que nada nos cuesta..." Cada vez que hay algún tipo de protesta, los bienes muebles y los inmuebles salen mal librados. ¿No puede ocurrir de otra manera? El manejo irracional que a menudo se le da a la protesta crea de paso, con sobrada razón, rechazo en la comunidad fortalecido por los medios, a menudo hostiles a la universidad. Parecería que no hemos manejado inteligentemente esas manifestaciones o emociones. Es innegable que el bienestar se ha deteriorado como consecuencia de un complejo entramado de condicionantes.
Por todo lo anterior, no debería quedar reducida al pequeño grupo de consejeros y sus invitados  la sesión extendida que este jueves 21 de noviembre desarrollará el Consejo Nacional de Bienestar Universitario, último del periodo, en torno al tema de la convivencia dentro del Campus. Los invitados son nuestros destacados y reconocidos especialistas en estos asuntos, y sus reflexiones deberían generar otras que nos lleven a aprovechar los "Diálogos de Paz" para que nuestra crítica sea más constructivas, más proactiva que reactiva.

domingo, 10 de noviembre de 2013

LOS TRINOS QUE NO RIMAN y la Armonía Social

Si en las conversaciones o diálogos de paz el principio fundamental es "nada está acordado hasta que todo lo esté", ¿a qué se opone el uribismo? Con base en ese principio, si llegara al poder, podría echar fácilmente por la borda todo lo que se acuerde de aquí a entonces. Así lo ha expresado públicamente su candidato Zuluaga. Pero entonces, ¿de qué podría echar mano para su campaña? Esa es la razón de ser de la oposición intransigente a todo lo que salga de las reuniones en Cuba. Dejo ese somero análisis y otros más sobre lo que está ocurriendo en la Mesa de Negociaciones a los politólogos y a los comentaristas, quienes en su gran mayoría (salvo los de siempre) ven resultados positivos en los diálogos, aunque el escepticismo sea la nota dominante. El hecho es que se avanza en la agenda, y que las FARC no han sido tan intransigentes, contrariando así las esperanzas de quienes se oponen a los diálogos en procura de la paz.
Hay varias notas a destacar entre los muchos análisis a nivel nacional, de los cuales transcribo 3 fragmentos tomados de los medios de mayor influencia, El Tiempo, Semana y El Espectador, en ese orden. El editorial del primero declara:
El camino recorrido ya justifica el esfuerzo, al paso que va quedando claro cuáles son los grandes desafíos que tiene por delante nuestra sociedad y se han planteado formas acertadas para encararlos. El solo hecho de que el debate público hoy apunte menos a lo bélico y más a lo social es una ganancia.
 María Jimena Duzán escribe en su columna:
En realidad un acuerdo que tiene como fondo la reconciliación entre la sociedad –no solo con las Farc–; que le da representatividad a los nuevos movimientos sociales y políticos que han ido creciendo por fuera de los partidos tradicionales, no puede ser bienvenido por el uribismo. Y la razón es muy sencilla: en ese grupo político no hay  necesidad de ampliar nuestra democracia sino de restringirla. 
William Ospina retoma en la suya la realidad más protuberante, la cual explica por qué hemos llegado tan lejos en el (des)ordenamiento territorial y el resquebrajamiento político y social:
Si Colombia fuera un país justo y próspero, de ciudadanos reconciliados, con una comunidad solidaria, donde los jóvenes tengan claro su futuro y el horizonte de sus oportunidades, uno podría entender que haya gente empeñada en que nada cambie. Pero en un país tan catastróficamente estratificado, acosado por todas las violencias, donde a medida que crece la economía crecen la desigualdad y la injusticia, es evidente que los que se oponen a un cambio o son insensibles al sufrimiento o se benefician del caos.
El encabezado que Daniel Samper da a la suya es para tener en cuenta:
En los acuerdos de La Habana resulta tan importante desmovilizar a la guerrilla como fortalecer nuestro escuálido sistema democrático.
Valdría la pena que el paciente lector leyera también el análisis que hace Alfredo Molano Con acento regional.  Mi interés principal en el futuro inmediato es imaginar lo que puede venir después, si se llega a un acuerdo con las Farc y con otros grupos y se avanza en "la reconciliación entre (los diferentes estamentos de) la sociedad", como propone María Jimena y a muy a pesar del (f)uribismo. Es imposible hacerlo de un solo golpe, y dedicaré al asunto varios espacios por un tiempo que puede ser tan largo como el de las negociaciones. Permítanme por ahora anunciar que la educación de las nuevas generaciones será el tema central (ellas son las que pueden cambiar el rumbo), y con él arrancaré en la próxima columna a partir de una reflexión sobre lo que constituye el punto de partida: la asociación de un enorme número de células que da lugar, no simplemente al cerebro, sino también a una mente inteligente; misma que, a la luz de nuevos descubrimientos, puede acercarnos a lo que denominaré conciencia colectiva. Hasta pronto.

domingo, 3 de noviembre de 2013

¿«MÁS SABIOS» DOS DÉCADAS DESPUÉS DE LA MISIÓN CED?

En el marco de la XIII edición de «Expociencia-Expotecnología 2013», realizada en Corferias entre el 28/10 y el 03/11, la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC) invitó a los integrantes de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, Misión CED, y a un selecto grupo de jóvenes investigadores a un foro durante el cual se haría un balance y una proyección de los avances en ciencia, educación y desarrollo, 20 años después de la primera reunión de la Misión. A esta actividad se sumó complacida la ONG que represento, la Asociación Colombiana pro Enseñanza de la Ciencia – Buinaima, hoy denominada «Corporación Buinaima». Para mi sorpresa, el balance realizado fue más positivo o menos negativo, dependiendo del punto de vista, de lo que cabría esperar y amerita hacer el correspondiente al foro mismo en una columna posterior, a lo cual me ofrezco. El doctor Eduardo Posada Flórez, presidente de la ACAC y miembro de la Misión, me honró con el privilegio de dirigir, como presidente de Buinaima, un breve saludo a los asistentes y, en particular, a los ex comisionados  presentes y ausentes, los “diez miembros honorarios de Buinaima”, a saber: Eduardo Aldana, Luis Femando Chaparro, Gabriel García Márquez, Rodrigo Gutiérrez, Rodolfo Llinás, Marco Palacios, Manuel Elkin Patarroyo, Eduardo Posada, Ángela Restrepo y Carlos Eduardo Vasco.  Por fortuna el impreso de mi saludo, 3 páginas escritas para leer a los asistentes, lo olvidé: no había tenido en cuenta a «la nueva generación de sabios». Ciertamente el número de investigadores destacados en todos los campos del saber, muchos de ellos con gran prestigio internacional, ha crecido impresionantemente, mucho más que el presupuesto destinado a la investigación, muy lejos todavía de la meta propuesta hace 2 décadas.  El olvido y el feliz desarrollo del evento me motivaron a escribir esta y la siguiente columna. Quise en ellas reflejar, en primer término, qué es, y qué se propone y cómo nació (21/07/2014) la persona jurídica denominada «Buinaima», justo diez años después de divulgarse el Informe Conjunto de Comisionados, Colombia al filo de la oportunidad, el 21 de julio de 1994. En segundo término, reconocer que sí se ha avanzado... a pesar de la negligencia del Estado, aunque poco se ha hecho en 2 aspectos estrechamente relacionados: la educación, la cual debe ser de excelencia para el fin que se persigue, y en conformar el nuevo ethos, esencia misma (fin) de la propuesta. 
La primera reunión de la Misión CED ocurrió, contradiciendo las leyes de la lógica, como diría Carlos Eduardo Vasco, el 16 de septiembre de 1993. La Asociación Buinaima se fundó el 21 de julio de 2004, como homenaje a los ex comisionados, y como un intento por rescatar en el terreno educativo las recomendaciones de La Misión. Sobre el origen del nombre, perteneciente a la etnia uitoto y utilizado por nosotros con autorización de algunos de sus abuelos o “sabedores”, solamente diré que uno de los múltiples atributos del personaje milenario de muchas caras, prolongación del cosmológico “ordenador del mundo”, es el de “un educador que cuida de la gente”. Ahora podríamos afirmar que “un buinama es el educador que cuida del ambiente”, del ambiente natural pero también del ambiente cultural. Eso es “un buinaima” a largo plazo, y para entrelazarlo con la urgencia de los tiempos modernos, los del tercer milenio, tiempos previstos por “La Misión de Sabios” hace ya 20 años, hemos definido el siguiente término:
«Además de ser ingenioso, creativo y apasionado en un campo del saber, un talento buinaima es un individuo preocupado por contribuir a la solución de los problemas de la sociedad en que está inmerso y por transformar el entorno cultural en que se encuentra.»
La Corporación Buinaima, hasta hace poco denominada Asociación pro Enseñanza de la Ciencia, pretende ser FORJADORA DE TALENTOS, especialmente en poblaciones escolares vulnerables, como lo son la mayoría de nuestros niños, niñas y adolescentes. Los 10 comisionados son un ejemplo mayúsculo de lo que significa “un talento buinaima”. Algunos de ellos, aclarando que todos lo merecen, han recibido el galardón “Educador Buinaima”, un pleonasmo innecesario para los lectores de esta columna y para los asistentes al evento, pero indispensable para dirigirse al colombiano medio, quien tampoco está familiarizado con la trascendencia de la ciencia y la tecnología en la cultura del siglo XXI, conformada en países desarrollados por las denominadas “sociedades del conocimiento”. De hecho, ese colombiano promedio no comprende lo que significó en gran medida desaprovechar lo que “los diez sabios” denominaron “el filo de la oportunidad para el próximo milenio”. Forzoso es reconocer que no todo está perdido, y que del cuarto de siglo, 5 lustros, que propusieron para la “conformación de un nuevo ethos cultural”, todavía nos queda 1 lustro.
El grupo de nuevos investigadores que escuché en Corferias me lleva a reconocer que, a pesar de la falta de conciencia de la clase política y empresarial de este país, el avance en apropiación social de la ciencia, más que en ciencia y tecnología, donde también se ha avanzado, al menos en formación de investigadores, ha sido significativo. Estamos mucho peor en formación básica y media, y bien valdría la pena hacer un balance complementario. En este terreno, si quisiéramos aprovechar bien el lustro faltante para el 2019, quizá no lográramos transformar las instituciones en “organizaciones que aprendan”, esencia del nuevo ethos, como lo proponía el comisionado Rodrigo Gutiérrez, pero sí podríamos al menos inquietar o motivar a las generaciones en formación con nuevas formas de pensar y de actuar, mediante una educación, no ya de calidad, reclamémosla de excelencia, para conformar ese indispensable ethos cultural.
De cómo se forjó esa oportunidad altamente improbable de reunir a los 10 comisionados para trazar “un mapa de navegación hacia el tercer milenio” nos hablaba el educador y matemático Vasco en su breve discurso de aquel 16 de septiembre de 1993. Decía Vasco:
«Era altamente improbable, más aún, a todas luces imposible por contradecir la lógica, que un gobierno empeñado más bien en una transformación profunda del orden económico y del orden constitucional y legal, nos sorprendiera al final de su mandato con este encargo futurista sobre las relaciones entre las ciencias, la educación y el desarrollo.»
Improbable es hoy Sellar el pacto por la paz; las opiniones están más divididas que nunca. Mas no es imposible. Sería altamento beneficioso que se dieran las 2 circunstancias simultáneamente: un pacto por la paz y por el desarrollo con fundamento en ciencia, tecnología, arte, humanidades y conocimiento ancestral, las 5 formas de conocimiento en que se apoya Buinaima. Siguiendo con la lógica de lo improbable, o mejor, la lógica de lo complejo, he decidido denominar  mi saludo de reconocimiento a los 10 ex comisionados con un título que refleje de alguna manera la situación 20 años después (http://ethosbuinaima.blogspot.com/2013/11/de-las-amenazas-las-oportunidades-y-de.html):

DE LAS AMENAZAS A LAS OPORTUNIDADES Y DE LAS DEBILIDADES A LAS FORTALEZAS



«El futuro de Colombia va a estar profunda y directamente relacionado con la capacidad que los colombianos tengamos de organizar la educación; la hija de la educación: la ciencia; y la hija de la ciencia: la tecnología. Sin la menor duda, este entrelazamiento será uno de los ejes principales del futuro de nuestro país en el siglo XXI.» Eso decía Rodolfo Llinás aquel histórico 16 de septiembre, olvidado por todos los gobiernos que le siguieron.
«Conocí a Rodolfo Llinás hace unos 10 años, en Bogotá, cuando formábamos parte de un grupo de pedagogos colombianos convocados por el gobierno para intentar una reforma orgánica de la educación. Acepté sin autoridad ni convicción, solo por no parecer contrario a una iniciativa del presidente César Gaviria, y al buen ejemplo de 20 compatriotas bien escogidos. Me animaba además la esperanza de que los resultados disiparan mis dudas congénitas sobre la enseñanza formal.» Esta reflexión la escribió García Márquez 10 años después, prologando en español el libro de divulgación de Llinás sobre las neurociencias (El cerebro y el mito del yo).
No es por casualidad que casi todos los libros producidos por La Misión, teniendo como editor principal al doctor Vasco, 7 tomos en total, se refieran exhaustivamente a la educación. Educación para el Desarrollo fue el II. A este siguieron Investigación y educación para el desarrollo, Ciencia y educación para el desarrollo y Creatividad, formación e investigación. Educación, ciencia e instituciones completó la serie. Tampoco es casualidad que productos  posteriores de algunos de los sabios hayan sido sobre la educación y cómo hacerla bien hecha, sobre cómo evitar, como lamentara Einstein, que la escuela acabe con la imaginación y la creatividad de niños y niñas. Eduardo Aldana Valdés es bien conocido por el Proyecto Innovar y los Institutos para la Innovación Regional, posteriormente los CERES, o Centros Regionales de Educación Superior. Sus méritos y los de Carlos Eduardo Vasco, educador de vocación aunque su profesión y su pasión reconocida sean las matemáticas, hicieron a ambos acreedores a la Condecoración Simón Bolívar, máximo galardón o reconocimiento otorgado por el Ministerio de Educación Nacional. El Proyecto Cosmología para la Enseñanza de las Ciencias, proyecto desafortunadamente poco conocido diseñado e impulsado por Llinás, propone innovaciones en la enseñanza que bien vale la pena retomar. Méritos y logros destacados en la enseñanza a nivel superior han tenido prácticamente todos los comisionados. “Un país al alcance de los niños” ha sido el sueño mayor, no logrado aún, de Gabriel García Márquez. Y si hemos de premiar por la obra de toda una vida a un colombiano dedicado a estos menesteres, los de la Ciencia, Educación y Desarrollo, o CT+I+S, como podría llamarse hoy, ese colombiano es el doctor Eduardo Posada Flórez, quien contra viento y marea ha mantenido durante varias décadas actividades como la de esta XIII Exposición en Ciencia y Tecnología, y como la que celebraremos el año entrante, Convención Científica Nacional.
En conversación con Rodolfo Llinás en su reciente visita, de hace un par de semanas, a Bogotá, cuando dictó un par de conferencias sobre Arte y Cerebro, se lamentaba el destacado neurólogo de tanto esfuerzo perdido sin que el Estado Colombiano hubiera hecho algo significativo por el desarrollo científico, tecnológico y cultural. Pero Llinás no pierde el ánimo, y ahora nos ofrece nuevas posibilidades de investigación sobre ese órgano fundamental más desconocido que la materia oscura y la energía oscura de que está hecho el universo. Nanoneurociencia debería ser un tema que abordáramos con seriedad, siguiendo el ejemplo de países desarrollados, al menos para percatarnos de que el cerebro es plástico, y de que el cerebro de niños, niñas, jóvenes, adolescentes y jóvenes es tierra fértil, no para cultivar, sino para transformar: para hacer de Colombia esa  patria de la que todos nos sintamos al fin orgullosos con razón, no la simple “Colombia-Pasión”.
«Todas las borrascas que nos suceden, son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, ya que no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca.» Ese fue el mensaje que Gabo envió a la Universidad de Antioquia con motivo de su bicentenario. Es el mensaje que puede rescatarse con motivo del bicentenario de la batalla de Boyacá, cuando se cumplirán 25 años de haberse reunido por primera vez la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Ellos ya hicieron su labor. Ahora nos toca a nosotros, o al menos a ustedes, los jóvenes que me escuchan. El nacimiento del «Buinaima Educador» comprometido con la conformación de un nuevo ethos es también resultado de aquella reunión ocurrida hace 20 años, gracias a todos los comisionados, en especial al entusiasmo de Carlos Eduardo Vasco, Eduardo Posada y Ángela Restrepo.  Muchas gracias.