domingo, 15 de enero de 2012

CEREBRO INDIVIDUAL, CONCIENCIA COLECTIVA - III

(Esta es la tercera y última parte de una serie. Por razones prácticas, en un blog o bitácora digital el visitante encontrará primero la última contribución. Al amable lector que se anime a leer la presente tríada le sugiero iniciar con la I.)
En las 2 reflexiones anteriores cité algunos libros recientes. Aunque me referiré a unos más, hoy es el turno de los blogs, al menos de dos emparentados con éste, para finalmente plantear una tesis que desarrollaré luego en el texto tentativamente denominado como sugiere la tríada: CEREBRO INDIVIDUAL, CONCIENCIA COLECTIVA.
Josefina Cano escribió a fines de 2011, con el título ¿El sentido de la igualdad nos llevó a ser humanos?, una sesuda reflexión que en su momento leí de prisa; hoy la tomo como referente principal. Empiezo con estas frases:
Fue la cooperación, el repartir con igualdad, el colaborar unos con otros lo que llevó a nuestros ancestros a ganarle terreno a los avatares. Quienes no tuvieron la posibilidad, tal vez por su escaso desarrollo cerebral, de establecer lazos de comunicación, se extinguieron. Podría ser una buena explicación para la desaparición de los Neandertales. Los chimpancés podrán ser inteligentes, pero su inteligencia está basada en la desconfianza. Nunca se verá a dos de ellos cargando un tronco juntos. (http://ciertaciencia.blogspot.com)
Va el enlace completo, para quienes lleguen a esta parte cuando ella nos haya deleitado e instruido, en este o en años venideros, con otra(s) de sus amenas y siempre interesantes columnas: http://ciertaciencia.blogspot.com/search/label/Evoluci%C3%B3n%20y%20otros%20mil%20cuentos%20de%20la%20Biolog%C3%ADa
Nuestra especie surgió y ha sobrevivido gracias al sentido de cooperación, cooperación que no es exclusiva de los primates, agregaría yo. Al igual que Gardner y con todo respeto por las valiosas reflexiones de Daniel Goleman, no creo en una inteligencia emocional o social que pueda llamarse así, al menos en el sentido del primero, pero sí le apuesto a un comportamiento social que se traduzca en inteligente para todos. Me explico: de acuerdo con Gardner,la inteligencia es un potencial psicobiológico para procesar información, lo cual depende del entorno cultural; el resultado o producto debe ser útil o tener algún valor para esa cultura. No puede calificarse de inteligente un producto que haga daño a toda una comunidad a la cual pertenece el individuo o grupo que lo produce o a la cual está destinado, supuestamente para su beneficio o el de algunos de sus miembros. Lo más sensato, diría yo, es que beneficie a la mayoría del conglomerado social o al menos no le haga daño.
Lo que planteo parece ser un problema moral y en el fondo lo es. Reservemos el término ético para un comportamiento individual adecuado, pero no confundamos «ética» con «ethos». Casi sin excepción nuestras comunidades indígenas mambean. Eso es sano para ellas, es parte de su ethos cultural; no ahondaré aquí en el asunto, pero ejemplifica muy bien lo que quiero decir.
El tema de otros blogger viene al caso. Los busqué y encontré gracias a la recomendación que me hiciera Josefina de leer «El desajuste del mundo», escrito por el franco-libanés Amin Maalouf. Los comentarios han sido, en general, positivos, con algunas críticas. Una reseña de este tipo está precisamente en la columna de J. I. Vargas que cito a continuación: http://averiguelovargas.blogspot.com/2010/12/el-desajuste-del-mundo.html De otra (http://novenoquark.com/?p=17271), se concluye que es "un ensayo notable, realista y alejado de sectarismos, que quizá no aporte nada esencialmente nuevo -si estás algo metido en el tema- pero que merece su lectura por su capacidad de analizar el mundo en que nos movemos con ecuanimidad." Habrá que leerlo para sacar las propias conclusiones.
Yo soy más modesto y me limito al caso colombiano.

viernes, 6 de enero de 2012

Cerebro Individual, Conciencia Colectiva - II

(Recuerdo a mis lectores que los títulos de ésta, la anterior y la próxima columnas, hacen alusión a un texto en preparación con el subtítulo: Hacia una educación que nos haga humanos para el siglo XXI. Aspiro a suministrarles muy pronto el enlace a la versión electrónica preliminar de mi modesto ensayo.)
Esta segunda parte de lo que será una tríada se inspira prioritariamente en la que abreviaré TIM (Teoría de las Inteligencias Múltiples), y en su máximo exponente, Howard Gardner. La primera parte del título principal del texto en preparación, Cerebro Individual, es desde mi punto de vista un reflejo de lo que resultaría al aplicar el modelo de Gardner y el de Mel Levine, citados en la columna anterior. Gardner hace referencia a 8 cableados cualitativamente distintos del cerebro (en su estructura interna la diferencia debe ser mucho más profunda), los cuales dan lugar a lo que denomina 8 mentes diferentes. Más recientemente nos habla de Las cinco mentes del futuro, lo que no altera para nada la clasificación hecha en su TIM. Pueden ser 8 u 8½, recordando a Fellini. Ignoro si será mera coincidencia, pero Levine nos describe 8 sistemas neuroevolutivos. Por nuestro lado, hemos propuesto 8 estrategias ludo-pedagógicas para la educación inicial y la primaria. En esta ocasión por brevedad no me referiré explícitamente ni a las 8 inteligencias de Gardner ni a los sistemas de Levine. Por ahora me limitaré a enumerar las estrategias de Buinaima. En el texto prometido volveré con gran detalle a los 3 esquemas.
Invirtiendo o alterando el título en español de un reciente libro de Antonio Damasio, me atrevo a afirmar que el hombre crea su cerebro. En español, el de Damasio se denomina: Y el cerebro creó al hombre, traducción que no parece guardar relación con el título original en inglés: Self comes to Mind. Esa y otras traducciones traidoras me permiten parafrasear el título en español y traer a cuento otro texto que recomiendo, originalmente también en inglés: ID: the quest for identity in the 21st century, escrito por la baronesa Susan Greenfield. Su traducción ál español no corrió con mejor suerte, a mi modo de ver, que el de Damasio: ¡PIENSA! Qué significa ser humano en un mundo en cambio. Por comparación, el ensayo original de Levine al que me referí en la columna anterior se titula A mind at a time.
Pero dejemos atrás las traducciones y, sin hacer referencia a otros excelentes textos que me han servido de punto de partida para mi ensayo en ciernes (lo haré en el momento oportuno), vayamos al grano. Creo en verdad que, en gran medida, somos dueños de nuestro propio destino, si no en la individualidad del cerebro, por lo menos en la conciencia social o comportamiento colectivo resultante de la estructuración del cerebro a partir de una educación transformadora, lo que en Buinaima asociamos con el NUEVO ETHOS. Ethos es un término originalmente introducido por Homero en otro contexto, el del más simple animal mamífero domesticado. ¡Del cerebro de los mamíferos nos distanciamos hace muchos millones de años!

Resumir mi argumentación en pro de lo que hace o logra la individualidad o verdadera identidad de cada ser humano es el propósito de esta columna. La próxima explicará lo que entiendo por Conciencia Colectiva. Conformar un nuevo ethos cultural, generando nuevas formas de pensar y de actuar a partir de un nuevo modelo educativo, es lo que nos hemos propuesto desde Buinaima, rescatando de paso lo que tal vez en su momento no se destacó como la recomendación central de la denominada Misión de Sabios. ¿La recuerdan?

No cabe duda alguna: hoy sabemos mucho más sobre el cerebro que lo que pudiéramos sospechar durante la última década del siglo pasado, precipitadamente denominada Década del Cerebro. La más importante conclusión que emergió de esa década es que el cerebro es un órgano más cambiante y más complejo de lo que hubiéramos podido imaginar. Con razón algunos suponen que éste, el XXI, será el siglo del cerebro. Por lo menos es claro que veremos avances insospechados en las neurociencias como un todo. Si, como es bien conocido, se refieren a esta como la era de la información, debería tenerse en cuenta que uno de los campos más excitantes en la física lo constituye el procesamiento cuántico de la información. Algunos han introducido el término neurocuántica, pero eso es por ahora otro cuento.

Lo que sí podemos afirmar con absoluta seguridad es que el cerebro se estructura en y para cada individuo. La forma más adecuada de hacerlo es brindando a cada uno el (los) ambiente(s) de aprendizaje que requiere. La educación inicial, en la primera infancia, sería la oportunidad. ¿Estamos preparados para ello? Lamentablemente no. La nueva administración en el Distrito Capital la ha tomado como una de sus banderas para transformar la educación, por ende la sociedad y la cultura. Me atrevo a formular un consejo: la atención a la niñez no puede limitarse a asistencialismo.

Puesto que a la escuela pública los niños y las niñas ingresan al preescolar, ese es por ahora nuestro punto de partida. Siguiendo el esquema de las inteligencias múltiples, hemos diseñado lo que denominamos Estrategias Ludo-pedagógicas. Sin que exista una correspondencia con las 8 inteligencias propuestas por Gardner o los 8 sistemas neuroevolutivos de Levine, son precisamente 8 estrategias las que desde el preescolar proponemos implementar en el aula de clase, particularmente en los 3 primeros ciclos. Nos limitamos simplemente a enumerarales: ludo-motricidad, ludo-comunicación, ludo-arte, ludo-sofía, ludo-ciencia, ludo-mática, ludo-creatividad y ludo-innovación. El o la interesado(a) puede ver una mayor desccripción en la página que hemos diseñado e implementado con financiación principalmente de la Secretaría de Educación Distrital en Bogotá: www.ethosbuinaima.org/sedbogota

En síntesis: 1) para todos los efectos prácticos, desde que el cerebro nos hizo humanos, con la salvedad de que todavía no podemos precisar qué significa ser humanos, es totalmente imposible encontrar 2 cableados neuronales que sean exactamente iguales; 2) siendo en consecuencia el cableado individual nuestra mayor característica, se suma a ella la posibilidad de desarrollarlo o estructurarlo (modificarlo mediante la educación y el contexto cultural) en la forma más conveniente para cada individuo y en beneficio de la sociedad en que está inmerso; 3) es deseable que la escuela se prepare al menos medianamente para ello. ¿Cómo? No en vano la Misión de Sabios señalaba que, de las 4 caras que forman la pirámide del desarrollo, a saber, ciencia, tecnología, organizaciones que aprenden y educación, esta última es el fundamento.

Quiero terminar esta segunda parte con dos frases que nos recuerdan el inicio de dos periodos cuasi-trágicos, cada una en su entorno:
Ya tenemos alistado el navío, izadas las velas y trazado el rumbo; sólo nos falta zarpar al nuevo mundo que ya tenemos imaginado.
Fueron las palabras finales de César Gaviria Trujillo, 21 de julio de 1994, cuando se difundió con bombos y platillos el Informe Conjunto de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, titulado Colombia al filo de la oportunidad. Una oportunidad perdida que debemos rescatar, aunque como lo sentenciara García Márquez:
... Porque las estirpes condendas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

domingo, 1 de enero de 2012

CEREBRO INDIVIDUAL, CONCIENCIA COLECTIVA I

MENTES DIFERENTES, APRENDIZAJES DIFERENTES

Cada mente aprende de una manera distinta, afirma Mel Levin, un pediatra convertido a pedagogo de merecido renombre, autor del texto con el título anterior.
¿Qué es lo que marca la diferencia principal entre la fantasía coral y la sinfonía fantástica? Alguien podría decir que la época, otro más que el género musical, mas no cabe duda alguna: los dos cerebros que dieron lugar a esas inmortales composiciones tenían cableados muy distintos. Podría detenerme en comentar la teoría de las inteligencias múltiples, pero no es ese el espíritu del blog que tengo pensado para hoy, la primera parte de 3 columnas que dedicaré a la educación, vista a la vez como estructuración del cerebro y como formación del individuo con responsabilidades sociales.
Llevo una década reflexionando sobre el cerebro y la conciencia y no he avanzado tanto como quisiera: la física, lo que fue mi debilidad durante las 4 décadas anteriores, no ha sido de mucha utilidad. El cerebro es un órgano biológico: así de simple. No obstante los homínidos todos tienen un comportamiento colectivo que los diferencia de las otras especies. ¿Qué es lo que hace entonces tan especial el cerebro del Homo Sapiens? Todavía no lo sé, pero insistiré en lo dicho: si se comparara el cableado del cerebro entre uno y otro miembro de la especie, tan cercanos o lejanos en el tiempo y en el espacio cuanto se quiera, resultará completamente diferente uno del otro. Lo contradictorio del asunto es que solo una conciencia grupal le ha salvado de la extinción. Así ha ocurrido probablemente desde los hominini o con antepasados más antiguos. Aquellos, procedentes al igual que los gorillini de la subfamilia Homininae, se remontan hacia atrás unos 10 millones de años.
Sin que pretenda aportar nuevas luces al paradigma propuesto, el título de un libro en ciernes que algún día publicaré, al que me referiré de nuevo en próximas columnas, este ensayo me servirá para seguir reflexionando, ya que no practicando al estilo de la física, ciencia experimental por excelencia. La práctica más interesante de la neurociencia hoy es la pedagogía. Ese será el enfoque central del asunto que quiero abordar: una reflexión sobre la pedagogía hoy. El subtítulo aclarará mejor el sentido que tendrá:
Hacia una educación que nos haga humanos para el siglo XXI

El lector tendrá derecho a preguntarse: ¿Por qué no para el siglo XXII? ¿Qué tan cercanos al sentido humano estuvieron los hominini? ¿El humanismo fue una mejor época para ese sentido que la actual?
Tendré que dar muchas vueltas al asunto antes de atreverme a dar una respuesta. Empezaremos por la relación entre la física y la biología, dos hermanas aparentemente muy distintas y distantes en la ciencia. La segunda ley de la termodinámica no es una ley, es un principio. Principio es, no ley, el de la indeterminación de Heisenberg. La incertidumbre es nuestra, no de la naturaleza. La selección natural debe tropezar con el azar y la necesidad. El demonio de Maxwell y los de Darwin son contemporáneos, aunque el autor de los segundos no fue Darwin.
El tema que deseo abordar es quizá el más complejo de la biología: el cerebro humano y lo que de él se deriva, el pensamiento. Levine abre el capítulo 2 con una cita del entomólogo Edward O. Wilson extraida de su ensayo Sobre la naturaleza humana, con la que concluyo por hoy:
El mosquito es un autómata. No puede permitirse ser nada más. En su cabeza diminuta sólo hay unas cien mil células nerviosas y cada una tiene una función muy concreta que cumplir. La única forma de pasar con éxito y precisión por un ciclo vital de unos días de duración es por medio del instinto, una serie de conductas rígidas programadas por los genes. En contraste, los cauces del desarrollo mental del ser humano son tortuosos y variables.