miércoles, 21 de octubre de 2015

NO BASTA CON LA TECNOLOGÍA. EL DEBATE ACERCA DE LA VIGENCIA DE LAS HUMANIDADES, EN EL CONFLICTO Y EL POSTCONFLICTO, DEBE CONTINUAR

Aunque se nos ha dicho que se están priorizando las áreas de ciencias y de tecnología sobre las sociales, para estimular a los posibles candidatos a doctorado porque aquellas supuestamente son poco atractivas, tampoco la inversión en las denominadas Ciencias Productivas es la adecuada.  
El debate sobre la calidad de algunos de los productos de las ciencias humanas puede continuar, como debe ser y como puede adelantarse también sobre la pertinencia de otros que se ofrecen en carreras de corte tecnológico. Los currículos todos y a todos los niveles siempre estarán sujetos a discusión y actualización. Es cierto que los programas más ofertados en las denominadas universidades de garaje son más en las áreas de humanidades. Pero no se puede escudar en lo anterior o en las miradas controvertibles de algún líder despistado en países desarrollados para eliminar de entrada la importancia de las ciencias sociales en un país con el más largo conflicto armado del continente.
La mala hora de las humanidades titula su editorial El Espectador del 14/10/15. No es solo una mala hora para las ciencias sociales, es un mal presagio para el éxito del postconflicto, como lo señaláramos en la columna anterior. Que Japón se atreva a hacer recortes en humanidades, en un país que de alguna manera superó los efectos de la Segunda Guerra Mundial y en donde la violencia, la corrupción y la injusticia social, en términos generales la desarticulación social, no tienen rastros de comparación con lo que ocurre en Colombia, es su problema; mas no puede tomarse como ejemplo para el país más inequitativo de la región latinoamericana, inequidad que tiene raíces profundas en un desarrollo histórico caracterizado por la falta de visión de nuestra clase dirigente.

Fue sano el debate en el programa «Las Claves», de Canal Capital, conducido por María Elvira Samper, sobre “Educación superior y el rol de Colciencias”, en el marco de la polémica sobre las Convocatorias de Colciencias. Era claro que nuestros colegas estaban hablando con un gerente (el subdirector de Colciencias), como se habló con una gerente cuando la directora (o gerente) de la Cámara de Comercio estuvo en el MEN, y tal vez ese sea el papel de la actual Ministra de Educación, quien prefiere un modelo tipo SENA para la educación superior en Colombia. Buena noticia fue el compromiso de los directores del programa de continuar el debate.
Difícilmente conducirán a buen término las próximas décadas de postconflicto, si es que por acuerdo entre gobierno y guerrilla se logra poner término feliz a las negociaciones. Recuérdese que el conflicto no es solo la guerrilla, las causas del mismo son más profundas y es lo que no quieren reconocer los partidos políticos anclados en lejana época de la supuesta (post)independencia.
Estas reflexiones son de un físico teórico, escandalizado por el hecho sin precedentes de que funcionarios del Gobierno, que se dicen del área de las humanidades, desconocen la importancia de las ciencias sociales.
Quisiera ir más allá en mis reflexiones y afirmar taxativamente que el problema no es solo de si se apoyan o no estos o aquellos doctorados. En educación, para que esta cumpla su papel social (no solo la preparación de técnicos para las multinacionales y de políticos venales para la administración del Estado, que es a lo que aspira la clase dirigente hipotecada al pensamiento hegemónico), tendrá que pasar más de una generación. Sin las luces de las ciencias antrópicas, podemos garantizar que el conflicto continuará, no importa cuantos acuerdos se firmen.

sábado, 17 de octubre de 2015

¿EL FIN DE LAS HUMANIDADES ANTES DEL POSTCONFLICTO?


La Mala Hora de las Humanidades
Así se titula un editorial de El Espectador esta semana y concluye:
"En una coyuntura de posible posconflicto, con la oportunidad histórica de reinventar el país y traerlo a la modernidad, se necesitan, por igual, científicos de todas las ramas del conocimiento que nos ayuden, sí, a construirnos y volvernos más productivos, pero también a entendernos y sanar las heridas del pasado".
Es para preocuparse. Sin haber iniciado la era del postconflicto, Colombia sigue al pié de la letra la recomendación del neoliberalismo que tan traumáticas consecuencias ha tenido para el siglo XXI: solamente tiene sentido lo que es rentable y productivo, lo que se mida por el aumento del PIB (Productor Interno Bruto). Se olvida que un desarrollo a escala humana exige equidad, integralidad y sustentabilidad, por lo menos.
Es mal síntoma a nivel mundial que el ministro de educación japonés haya tenido la desfachatez de pedir a 60 universidades cerrar carreras de ciencias sociales y abrir “áreas que respondan mejor a necesidades de la sociedad”. A priori se juzga en este esquema productivista que el crecimiento se mide en términos de rentabilidad. La crisis actual de los países europeos es consecuencia de lo mismo. No es mi intención analizar ese fenómeno lejano que sacude nuestra economía, ni siquiera analizar la desafortunada declaración del nipón. Ellos, europeos y japoneses, tienen parcialmente resueltos gran parte de los problemas de la seguridad social y el esquema educativo mal que bien les viene funcionando. Quizá por eso surgen teorías como la del nipón-norteamericano Fukuyama (El fin de la historia) que pretenden ser la última en lo que respecta a las ideologías. Como acertadamente señala nuestro colega Mauricio García Villegas, fue la misma Academia de los Estados Unidos la que se encargó de demostrar que no hay tal teoría final. Tampoco la hay en física, la más fundamental de todas las ciencias de la nueva era.
En Colombia, por el contrario, ni siquiera se han resuelto problemas más elementales como la tenencia de la tierra. Supuestamente ad portas de la era del postconflicto, pareceríamos ignorar el origen del mismo.
Es mucho peor que en (el resto de) el mundo civilizado el trato que se le da a las ciencias antrópicas en Colombia. El manejo que Colciencias le ha dado al tema de financiación de los doctorados y las declaraciones del subdirector: "Sí hay una política. No es velada. Es explícita. Está en los criterios de evaluación de la convocatoria", debería generar un rechazo masivo y una defensa vehemente de las humanidades.  Nada más desacertado para el país más inequitativo de la región que no sale aun de la guerra, con la corrupción campeante, la injusticia social en aumento, la politiquería rampante y el deterioro ambiental causado por la minería y otros factores en ascendente crecimiento, proponer explícitamente que se dé poca importancia a las carreras de Ciencias Sociales, como si no fueran de su incumbencia las causas y los efectos de un perverso manejo del poder económico (y militar).
Los escenario posibles del postconflicto, por ende el futuro del país, están peligrosamente amenazados con "el fin (anunciado) de las humanidades". Es el fracaso anunciado de la era del postconflicto.
COLETILLA: El Primer Congreso Internacional de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz que se había anunciado para fines del próximo mes, ha sido aplazado para el mes de abril de 2016, una fecha más pertinente y favorable por razones que se expondrán próximamente (en esta misma columna).

domingo, 11 de octubre de 2015

¿Es posible el éxito del postconflicto sin humanidades?

"Sí hay una política. No es velada. Es explícita. Está en los criterios de evaluación de la convocatoria".(Alejandro Olaya, subdirector de Colciencias.)
¿El fin de las humanidades?, fue el titular escogido por los cronistas para tan desacertada decisión.
La pregunta cobra mayor sentido cuando se anuncia, ya sin los interrogantes puestos en la frase de entrada,  
EL FIN DE LAS HUMANIDADES
Efectivamente, a contrapelo de lo que debe ocurrir si un acuerdo de paz deviene en una cultura de paz, con todas sus implicaciones, las señales que se envían desde distintas instancias gubernamentales no proponen un desarrollo de corte diferente al que ha predominado en las últimas décadas. Peor aún: si antes se atribuía cierto valor a las distintas disciplinas humanas, al menos en las apariencias, ahora no parecen tener casi ninguno a nivel oficial . Es lo que se desprende de las afirmaciones del subdirector de Colciencias, de acuerdo al reportaje publicado en la sección Vivir de El Espectador del día en que se publicó esta columna. El hecho sin precedentes ha merecido un enérgico rechazo por parte de la Asociación de Facultades de Educación.
La educación en Colombia va de guate-mala a guate-peor (en minúsculas, para que no se tome como ofensa a los hermanos guatemaltecos). Si hace 4 años se orientó una reforma a la educación superior CON ÁNIMO DE LUCRO, ahora se dice explícitamente que solo se dará financiación (los famosos préstamos-becas) para los doctorados que se hagan en carreras tecnológicas o simplemente productivas
Las humanidades no aportarían a la productividad... al menos, no a la que se mide en términos del PIB. Entonces: ¿para qué subsidiarlas? Cabe así la siguiente ingenua reflexión: el supuesto cese del conflicto, ¿se monta sobre la base de que la productividad es lo que pueda aportar la tecnología a las multinacionales? El cese del conflicto, ¿es solo la tranquilidad para atraer la inversión extranjera?
¡Como vamos, vamos bien! Si la economía va bien, no importa que el país vaya mal. ¡Firmen, firmen!, parece ser la consigna. En Colombia no se aprende de la experiencia. La ostentosamente llamada Ley de Víctimas, a lo largo de sus 80 páginas de inconsistencias, fue un mal precedente. Empieza por ignorar que en este país persistirá el conflicto, porque este no sólo es armado, sino fundamentalmente político y socioeconómico.
Ahora la equivocación es mayor. Se equivocan quienes piensan que el fin del conflicto pasa por el fin de las humanidades. Se equivocan tanto o más que quienes piensan que las FARC deben pagar en la cárcel mucho más que los beneficiarios del controvertido Acuerdo de Santa Fé de Ralito.
Por el contrario, somos de la opinión de que la construcción de un nuevo país exige el fortalecimiento de las humanidades. Por supuesto que también las ciencias naturales y las tecnologías que las aplican deben fortalecerse, mas no a expensas de las ciencias antrópicas. Empero, la agrupación que surgió de las Facultades de Humanidades y Ciencias Sociales es una respuesta que se queda corta. Olvida que el presupuesto para investigación fue recortado para todos los campos. Ni siquiera es verdad que se esté favoreciendo el desarrollo científico y tecnológico para después del conflicto. Sin ese ingrediente, ¿qué calidad puede esperarse de los doctorados que se pretende subsidiar?
Frente a las políticas del Gobierno en ciencia y tecnología, investigación y desarrollo, educación y pedagogía, los temas a debatir son mucho más profundos. Por eso creemos que un buen escenario como punto de partida es el que puede generarse con el Primer Congreso Internacional de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz, al que nos referimos en columnas anteriores, convocado por el Foro Permanente de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz. Por falta de espacio y para no abusar del lector, remito a la página del evento, a realizarse entre el 19 y 21 de noviembre del año en curso. ¡Bienvenidos!

jueves, 1 de octubre de 2015

Primer Congreso Internacional de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz

 
COMUNICADO DE PRENSA
El FORO PERMANENTE DE CIENCIA Y EDUCACIÓN PARA EL DESARROLLO Y LA PAZ (anterior Foro Permanente de Educación Superior) expresa su satisfacción por los avances en el proceso de paz entre el Gobierno Nacional y las FARC,  especialmente  por los acuerdos sobre justicia transicional, que son claves para el proceso de desmovilización y reintegración a la sociedad civil de los miembros del grupo insurgente.
Sin embargo, hace un llamado al Gobierno Nacional para que diseñe y ejecute una estrategia amplia y en todas las regiones del país de pedagogía de los acuerdos, con el fin de hacer transparentes sus contenidos y permitir una validación por parte de la sociedad colombiana en su conjunto.
Las instituciones que integran el Foro Permanente ponen a disposición del Ejecutivo toda su institucionalidad y capacidad para facilitar la estrategia pedagógica y de socialización de dichos acuerdos sobre justicia y de los otros temas consensuados, vinculando a estudiantes, aprendices, docentes, instructores, investigadores, padres de familia y en general a todos los  miembros de la comunidad académica y la sociedad civil.
En una primera experiencia realizada durante el 2014, se acompañó la realización de ocho foros sobre justicia transicional en universidades e instituciones de educación superior públicas y privadas de todo el país, sensibilizando sobre la justicia, la verdad, la reparación y la garantía de no repetición, que son los pilares de esta justicia especial y de transición a un país en paz.
El Foro Permanente está convencido que la  paz estructural va más allá de los acuerdos en la Habana con las FARC y eventualmente con un proceso con el ELN, que es también urgente, pues se requiere construir las condiciones de un nuevo modelo de desarrollo más incluyente y equitativo con justicia social.
Una de las principales preocupaciones de las instituciones del Foro se relaciona con la reparación integral a las víctimas del conflicto colombiano, especialmente a la población civil más vulnerable, que ha sufrido durante muchos años los efectos de la violencia en las diferentes regiones del país.
Para la construcción de este nuevo modelo de desarrollo, el papel y el aporte de la ciencia y la educación se constituyen en elementos fundamentales, con objetivos de mediano y largo plazo.  Con base en esos dos pilares, el país podrá encontrar soluciones a sus principales problemas sociales relacionados con la pobreza y la desigualdad.
Con el fin de diseñar y presentar análisis, reflexiones y propuestas sobre estos temas, el Foro Permanente realizará el Primer Congreso Internacional de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz, previsto para los próximos 19 y 20 de noviembre de 2015 en el Hotel Tequendama, en la ciudad de Bogotá, Colombia.
El objetivo principal de este evento es consolidar un escenario internacional académico y político de reflexiones, intercambios, discusiones y aportes analíticos en relación con la ciencia y la educación, con el fin de construir propuestas desde la perspectivas de los diferentes actores (gobierno, organismos internacionales, expertos,  gremios,  instituciones, comunidad académica e investigadores) para el desarrollo y la paz
El Foro Permanente de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz es una de las Redes más grandes del país con un origen académico e investigativo, conformada por más de 50 asociaciones, gremios, corporaciones, fundaciones, programas académicos y organizaciones relacionadas con la ciencia y la educación, públicas y privadas, colombianas y del exterior, así como entidades de formación para el trabajo y el desarrollo humano


Bogotá, 1 de octubre de 2015

(Mayor información comunicarse con el Coordinador del Foro Permanente, Carlos Alberto Garzón Flórez al 3108581571 o al correo electrónico: coordinación@foroeduciencia.org o contactar a la Corporación Buinaima, Tel. 3207672, Cels. 3173667807 y 3142980296, a Jairo Giraldo, jjgiraldog@unal.edu.co,  buinaimasecretaria@gmail.com y http://foroeduciencia.org/)