¿Y la Justicia qué? Peor no podría estar. La social ni siquiera existe.
Se propone que Colombia sea la más educada en 2025, pero no se hace lo necesario para lograrlo. Las banderas del cuatrienio (un "saludo a la bandera") son LA PAZ, LA EQUIDAD Y LA EDUCACIÓN. Hablemos de eso, sobre todo de esta última. TODOS POR LA EDUCACIÓN, es el eslogan.
Acaba de terminar un paro que costó al erario público muchas decenas de miles de millones de pesos y que habría podido evitarse. Pero ese no es el mayor problema. ¿Qué de la calidad de la educación que se ofrece a los más desfavorecidos, cuando se ofrece? No ofrecerla a todos es inequidad. La brecha aumenta al comprobar la ineficacia de los esquemas tradicionales. Lo que voy a escribir a continuación incomodorá a más de uno.
La ministra erró rotundamente cuando afirmó que los maestros estaban bien pagados. Pudo haber argumentado que estaban mal preparados, pero tendría que responsabilizar, no a los maestros, más bien a las facultades de educación. La mayor parte, además, están en manos privadas. La Nacho renunció a formar licenciados hace varias décadas. ¿Cuál es la mayor falla del sistema educativo? Sin lugar a dudas, es la calidad. En reciente entrevista, Llinás declaraba que esta es mala en todo el mundo; pero hay niveles. Y los indicadores, por deficientes que sean, señalan que la nuestra es de las peores en la región. Por eso la aspiración a convertirnos en los mejores en educación en América Latina para el año 2025 suena a chiste.
La educación, no ya de calidad, sino de excelencia, con equidad, será la garantía de una paz definitiva.
¿Qué es lo que le falta esencialmente a la educación en Colombia para que esa aspiración tenga piso? Lo afirmo con pleno convencimiento: LA EDUCACIÓN EN ESTE SIGLO NO PUEDE SER SOLAMENTE ARTE, ES TAMBIÉN UNA CIENCIA. Dedicaré a este asunto mi próxima columna, advirtiendo que en el diagnóstico todos coinciden. Se volvió un asunto de columnistas, no de las pocas universidades de talla mundial que pueda haber en Colombia.
(Sobre el título de esta columna:
Surgió después de leer el artículo anunciado en Semana esta semana: LOS EMPRESARIOS Y LA PAZ. Es difícil imaginar un compromiso más tímido. De la lectura sobre los Embera en El Espectador puede concluirse lo mismo sobre el ELN. Dejo para el lector el examen del compromiso de los otros sectores y termino en forma de pregunta: ¿se le está apostando en serio al estribillo del PND, paz, equidad y educación?)
Acaba de terminar un paro que costó al erario público muchas decenas de miles de millones de pesos y que habría podido evitarse. Pero ese no es el mayor problema. ¿Qué de la calidad de la educación que se ofrece a los más desfavorecidos, cuando se ofrece? No ofrecerla a todos es inequidad. La brecha aumenta al comprobar la ineficacia de los esquemas tradicionales. Lo que voy a escribir a continuación incomodorá a más de uno.
La ministra erró rotundamente cuando afirmó que los maestros estaban bien pagados. Pudo haber argumentado que estaban mal preparados, pero tendría que responsabilizar, no a los maestros, más bien a las facultades de educación. La mayor parte, además, están en manos privadas. La Nacho renunció a formar licenciados hace varias décadas. ¿Cuál es la mayor falla del sistema educativo? Sin lugar a dudas, es la calidad. En reciente entrevista, Llinás declaraba que esta es mala en todo el mundo; pero hay niveles. Y los indicadores, por deficientes que sean, señalan que la nuestra es de las peores en la región. Por eso la aspiración a convertirnos en los mejores en educación en América Latina para el año 2025 suena a chiste.
La educación, no ya de calidad, sino de excelencia, con equidad, será la garantía de una paz definitiva.
¿Qué es lo que le falta esencialmente a la educación en Colombia para que esa aspiración tenga piso? Lo afirmo con pleno convencimiento: LA EDUCACIÓN EN ESTE SIGLO NO PUEDE SER SOLAMENTE ARTE, ES TAMBIÉN UNA CIENCIA. Dedicaré a este asunto mi próxima columna, advirtiendo que en el diagnóstico todos coinciden. Se volvió un asunto de columnistas, no de las pocas universidades de talla mundial que pueda haber en Colombia.
(Sobre el título de esta columna:
Surgió después de leer el artículo anunciado en Semana esta semana: LOS EMPRESARIOS Y LA PAZ. Es difícil imaginar un compromiso más tímido. De la lectura sobre los Embera en El Espectador puede concluirse lo mismo sobre el ELN. Dejo para el lector el examen del compromiso de los otros sectores y termino en forma de pregunta: ¿se le está apostando en serio al estribillo del PND, paz, equidad y educación?)
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