sábado, 17 de octubre de 2015

¿EL FIN DE LAS HUMANIDADES ANTES DEL POSTCONFLICTO?


La Mala Hora de las Humanidades
Así se titula un editorial de El Espectador esta semana y concluye:
"En una coyuntura de posible posconflicto, con la oportunidad histórica de reinventar el país y traerlo a la modernidad, se necesitan, por igual, científicos de todas las ramas del conocimiento que nos ayuden, sí, a construirnos y volvernos más productivos, pero también a entendernos y sanar las heridas del pasado".
Es para preocuparse. Sin haber iniciado la era del postconflicto, Colombia sigue al pié de la letra la recomendación del neoliberalismo que tan traumáticas consecuencias ha tenido para el siglo XXI: solamente tiene sentido lo que es rentable y productivo, lo que se mida por el aumento del PIB (Productor Interno Bruto). Se olvida que un desarrollo a escala humana exige equidad, integralidad y sustentabilidad, por lo menos.
Es mal síntoma a nivel mundial que el ministro de educación japonés haya tenido la desfachatez de pedir a 60 universidades cerrar carreras de ciencias sociales y abrir “áreas que respondan mejor a necesidades de la sociedad”. A priori se juzga en este esquema productivista que el crecimiento se mide en términos de rentabilidad. La crisis actual de los países europeos es consecuencia de lo mismo. No es mi intención analizar ese fenómeno lejano que sacude nuestra economía, ni siquiera analizar la desafortunada declaración del nipón. Ellos, europeos y japoneses, tienen parcialmente resueltos gran parte de los problemas de la seguridad social y el esquema educativo mal que bien les viene funcionando. Quizá por eso surgen teorías como la del nipón-norteamericano Fukuyama (El fin de la historia) que pretenden ser la última en lo que respecta a las ideologías. Como acertadamente señala nuestro colega Mauricio García Villegas, fue la misma Academia de los Estados Unidos la que se encargó de demostrar que no hay tal teoría final. Tampoco la hay en física, la más fundamental de todas las ciencias de la nueva era.
En Colombia, por el contrario, ni siquiera se han resuelto problemas más elementales como la tenencia de la tierra. Supuestamente ad portas de la era del postconflicto, pareceríamos ignorar el origen del mismo.
Es mucho peor que en (el resto de) el mundo civilizado el trato que se le da a las ciencias antrópicas en Colombia. El manejo que Colciencias le ha dado al tema de financiación de los doctorados y las declaraciones del subdirector: "Sí hay una política. No es velada. Es explícita. Está en los criterios de evaluación de la convocatoria", debería generar un rechazo masivo y una defensa vehemente de las humanidades.  Nada más desacertado para el país más inequitativo de la región que no sale aun de la guerra, con la corrupción campeante, la injusticia social en aumento, la politiquería rampante y el deterioro ambiental causado por la minería y otros factores en ascendente crecimiento, proponer explícitamente que se dé poca importancia a las carreras de Ciencias Sociales, como si no fueran de su incumbencia las causas y los efectos de un perverso manejo del poder económico (y militar).
Los escenario posibles del postconflicto, por ende el futuro del país, están peligrosamente amenazados con "el fin (anunciado) de las humanidades". Es el fracaso anunciado de la era del postconflicto.
COLETILLA: El Primer Congreso Internacional de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz que se había anunciado para fines del próximo mes, ha sido aplazado para el mes de abril de 2016, una fecha más pertinente y favorable por razones que se expondrán próximamente (en esta misma columna).

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