BICENTENARIOS: Repensemos el futuro

200 años de Patria Boba

En una Sociedad del Conocimiento el futuro debería ser previsible. El problema es que no sabemos usar ese conocimiento o por lo menos ignoramos cómo usarlo bien. Hacer buen uso del conocimiento es sabiduría, pero por más que nos autodenominemos sapiens sapiens distamos mucho de constituir una Sociedad de la Sabiduría. En contraste, tienen razón quienes afirman que en Colombia, en particular, acumularemos en el bicentenario 200 años de Patria Boba. La afirmación puede extenderse a varios países latinoamericanos: no hemos sabido encontrar un Norte apropiado para el desarrollo autónomo de nuestros países. Somos insapiens insapiens, es decir, doblemente necios.

En pocos meses estaremos celebrando en varios países latinoamericanos doscientos años de vida republicana. Cómo nos estamos preparando para ello? Centremos la atención en el caso colombiano. Hemos estado ad portas de una guerra con nuestro vecino más cercano; el resultado inmediato ha sido el deterioro de las relaciones comerciales entre los dos países. Mientras Venezuela se prepara militarmente para una presunta guerra, Colombia permite bases militares extranjeras que han sido mal vistas por todos nuestros hermanos, incluso por la comunidad internacional, echando más leña al fuego. Podría argumentarse que la responsabilidad directa recae en los líderes de Venezuela y Colombia, un claro ejemplo de que los extremos se buscan: sus discursos aparentemente contrapuestos los afianzan en el poder, un resultado muy diferente a lo característico de una democracia. Viéndolo bien, no es culpa de ellos: los pueblos tienen los líderes que se merecen. Los paramilitares, mediante el empleo de la fuerza, la guerrilla, con sus desmanes, ponen las cartas a favor de Uribe. La corrupción, quién lo creyera, hace el resto.

Hace tres lustros se decía que las recomendaciones de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo (“Misión de Sabios”) era la carta de navegación para el próximo milenio. Esa carta se perdió o por lo menos se echó al olvido; pueden transcurrir otros cien años de soledad antes de que quieran recuperarla quienes se erigieron como líderes de una sociedad civil indiferente. Somos una sociedad sobrediagnosticada. La celebración del bicentenario debería aprovecharse para examinar los diagnósticos y poner a tono con la Constitución del 91 las modificaciones en la conducta social perversa; un cambio conductual que solo puede surgir de nuevas formas de pensar: una nueva escuela, una nueva concepción del mundo.

Con este blog nos proponemos, a una década de haberse iniciado el tercer milenio, el rescate de las más valiosas recomendaciones de La Misión en el terreno educativo y de su actualización, en aras de la conformación de un nuevo ethos. Con el apoyo y participación de diversas instituciones y personas, sugeriremos cómo dar los primeros pasos.