Desde sus laboratorios, sin que hoy en día reciban aportes del Estado
Colombiano para sus pioneros estudios, dos destacados científicos
nacionales lideran investigaciones que podrían partir en dos la
historia de la medicina. Se trata de Manuel Elkin Patarroyo y de
Rodolfo Llinás. Hoy nos referiremos al tema del segundo, dejando el
primero para una próxima ocasión. Hace 10 años Patarroyo donó la vacuna
contra la malaria a la Organización Mundial de la Salud. Confía
encontrar pronto la vacuna universal, con la cual prácticamente se
pondría fin a todas las enfermedades infecciosas en el mundo entero.
Por su parte Llinás está muy optimista con los resultados de la investigación mediante la cual el agua adquiere propiedades que podrían curar, entre otras dolencias, el Alzheimer. A ella se refiere la periodista Lisbeth Fog en su nota "El misterio de las nanoburbujas" publicada en el periódico El Espectador (2013/07/07). La firma Revalesio, de Takoma, está detrás de la investigación, mientras que en Cali Tecnoquímicas, con un significativo apoyo académico de universidades y clínicas colombianas, hace el mayor aporte económico nacional. El nanoproducto básico se denomina RSN60 y sus buenos resultados se reportan en la página de Revalesio. Para que se entienda el revolucionario carácter de la investigación que se lleva a cabo, vale la pena comparar con las nanoburbujas plasmónicas, en plata blanca menos que diminutas, con un diámetro inferior a la diezmilésima parte del grosor de un cabello humano. Estas se forman alrededor de nanopartículas de oro, por medio de un pulso láser; al evaporarse parte de la superficie de la partícula, se expande una nanoburbuja que rápidamte colapsa, matando células cancerosas sin hacer daño a sus vecinas sanas. Fueron reportadas en noviembre de 2012 por investigadores de la Universidad de Rice, USA, más o menos por la misma época en que Llinás nos informara en Maloka sobre la apasionante investigación que lidera.
En el primer caso, el fenómeno es bien entendido desde el punto de vista de la nanofísica. No ocurre lo mismo con las nanoburbujas de oxígeno que se generan en el agua salina sometida al proceso de Revalesio, con un diámetro diez veces menor que las anteriores. Tampoco con su efecto: aparentemente el oxígeno en el medio turbulento en que se forma, a lo mejor polarizado, logra recuperar tejidos que no estaban cumpliendo su cometido. La hipótesis de la compañía es que, gracias al medio salino ionizado que las rodea, las burbujas interactúan con los objetos cargados a su alrededor, entre esos por supuesto los iones que llevan las señales dentro y fuera de las células. La termodinámica lejos del equilibrio en la nanoescala y en sistemas biológicos está seguramente lejos de ser entendida aún, pero los efectos saltan a la vista: lagos descontaminados, cura del asma, de esclerosis múltiple, del mal de Parkinson... y muy seguramente del Alzheimer.
Termino este comentario llamando la atención sobre el nuevo campo en que se inscribe la investigación de Llinás, la nanoneurociencia, a la cual me referí en una columna anterior y sobre la cual volveré próximamente. Y un comentario final: recuerden que el próximo 16 de septiembre se cumplirán 20 años desde cuando la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo se reunió por primera vez (iniciativa de Llinás) para proponer a Colombia, como lo hizo en los años siguientes, una carta de navegación para el Siglo XXI. Salvo por diversos grupos de investigación que surgieron entonces, la mayor parte de ellos hoy en día sin financiación adecuada, las recomendaciones se echaron al olvido: ¿padecemos colectivamente de Alzheimer? "Doctores Llinás y Patarroyo, necesitamos nuevamente de su intervención y la de los demás sabios".
Muy buena columna... Gracias a estos Grandes Colombianos!!!
ResponderEliminarMuy agradable de leer y muy valiosa. ¡Gracias por compartirla!
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