¡la violencia!
Al análisis y las implicaciones de esta MEMORIA HISTÓRICA o MEMORIA COLECTIVA (para que no se olvide) han dedicado sus columnas una buena parte de nuestros forjadores de opinión. EL ESPECTADOR, EL TIEMPO y otros diarios lo han venido haciendo. Destaco la frase final del editorial del primero (25 de julio): "...entender que este país debe ser construido sobre la sangre de sus propios muertos", pero sobre todo entender por qué ha pasado tanto horror y tanta atrocidad y que la sociedad en su conjunto lo haya soportado. Valiosas todas las opiniones que he tenido oportunidad de leer, pedagógica y profunda como casi siempre la del escritor y analista William Ospina, de la cual destaco: "Resulta asombroso que la odiada guerrilla... sea responsable apenas de una tercera parte de los hechos atroces." Las otras dos, agrega, se deben a los paramilitares y a su alianza con "las fuerzas del orden". Termina: "Frente a estas tremendas evidencias de la irresponsabilidad, de la mezquindad y de la pequeñez histórica, no bastará con mostrar ojos asombrados y rostros compungidos. Hay que modificar con urgencia el tremendo cuadro de injusticia y de impiedad en que vivimos, o esperar el martillo de la historia. (Subrayado por mí con el título de su columna, la que recomiendo leer íntegramente.)
He leido con detenimiento las recomendaciones del informe. He leido horrorizado la "Descripción de los hechos" que sustentan las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado Colombiano. He pasado rápidamente por los cientos de registros fotográficos que autentican el informe. No puede quedarse, como tantos otros documentos, en un "Archivo Histórico" que no sea conocido por todos. Esa no es nuestra historia, es nuestra oprobiosa realidad, la que tendremos que sacudir si no queremos vivir otro siglo de vergüenza colectiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario