miércoles, 16 de abril de 2014

POR UN PAÍS AL ALCANCE DE LOS NIÑOS, escribió García Márquez hace 20 años.

Todos deseamos que Gabo viva más de 100 años. ¡Ojalá! Que se recupere, es un deseo nacional... mundial. De ser así y de superar los CIEN, o de todos modos para entonces, cuando celebremos el centenario de su nacimiento, ojalá pueda decirse que Colombia está "al alcance de los niños" y de las nuevas generaciones de colombianos, como lo deseó y a lo que dedicó gran parte de su vida. ¿O tendremos que sobrevivir a otros CIEN AÑOS DE SOLEDAD? Para entonces todos los que formaron parte del grupo de los diez sabios serán solo parte de la historia. De la otra historia que ellos quisieron para Colombia pero que nuestra clase dirigente se negó a construir. Nadie se acordará para entonces de Colombia al filo de la oportunidad y habremos olvidado que "las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra"; pero aun después esas nuevas generaciones seguirán bebiendo de la fuente de inspiración de nuestro Nobel. No importa que sigamos menospreciando el talento de nuestros niños y jóvenes, al menos para entonces seguiremos teniendo en Colombia un premio Nobel. O quizá 2: todos quisiéramos que Llinás o Patarroyo, los más opcionados, con la cura del Alzheimer o la vacuna contra todo, u otro escritor, por qué no Ospina... dudo mucho que con la escasa inversión en ciencias, lo tengamos en física o en química... salvo que la diáspora de científicos lleve a un compatriota a un grupo de investigadores que se nutra de nuestro talento. O quizá para entonces algún colombiano se haya hecho acreedor al Premio Nobel de la Paz, o por lo menos se haya alcanzado en Colombia la verdadera paz, la que proporciona la equidad y la justicia. Entonces sí podremos educar como se debe a las nuevas generaciones de colombianos.
LA TRAGEDIA DE UN TALENTO EN ROBÓTICA, FRUTO DE LA INEQUIDAD
Cristina de la Torre escribe en su columna: "Inventor, prodigio en ciernes, Miguel Ángel Olea no sobrevivió al veneno que tomó para matar su frustración." La noticia no generó mayores comentarios y sí una respuesta lacónica por parte de las directivas del Colegio San Cayetano, ubicado en la Localidad de Usme, una de las zonas más pobres de la inhumana Bogotá y probablemente de toda Colombia. La periodista nos muestra cuál es el origen del problema: El suicidio de Miguel Ángel es un"episodio alarmante de desprecio por el talento que, cultivado con inteligencia y con amor, sería el principio activo de lo que cualquier país civilizado considera educar: predisponer al deslumbramiento ante la vida y al goce del arte; desarrollar conocimiento, ciencia, creación para saltar hacia un país mejor." "La tragedia de Miguel Ángel es la tragedia de un sistema educativo desigual", agrega el periodista colombo-mexicano de la UNAM Camilo Olarte, desde su columna en América Economía.
Mientras que Colombia ocupa el último lugar en PISA (tampoco pasa el examen en manejo del medio ambiente, pero sí bate récord de inequidad en la región, la justicia está cada vez más putrefacta y los corruptos siguen aferrados al poder), otros países latinoamericanos se preparan para competir con Corea y Finlandia. "Ni maestros ni clase dirigente entienden el sentido de la educación", escribe de la Torre. Y agrega: "Ecuador se decide por una sociedad del conocimiento. Acaba de lanzar la universidad pública de Yachay que, inscrita en la política de ciencia, tecnología e innovación, busca cambiar la 'matriz productiva' del país desde el conocimiento. El centro educativo será corazón de toda una ciudad proyectada para la ciencia y la aplicación de hallazgos de investigación. Con decisiones de este tenor, que sorprenden a sus críticos, está Ecuador logrando a la vez crecimiento económico y reducción de la pobreza." En la misma dirección avanzan Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica... no solo en orden alfabético Colombia se quedó rezagada.
Los candidatos más opcionados a ocupar el primer cargo en el país no tienen que preocuparse de subir puntos en las encuestas ofreciendo educación de calidad, porque el asunto no parece motivar a la mayoría de los colombianos... y mucho menos a su clase dirigente. La amnesia es severa. Ni tendrán que preocuparse por Petro, porque aunque no lo eliminaron físicamente como se hizo con tantos otros en el pasado (Uribe Uribe, Gaitán, Galán, los candidatos de la Unión Patriótica, etc.), al menos lograron arrebatarle los derechos políticos de que gozaba después de acogerse a un acuerdo de paz.
Tampoco la verdadera inversión en CT+I (Ciencia, Tecnología e Innovación) los desvela; una buena proporción de los recursos de regalías que se inyectarían al SNCT pasaron ya a hacer parte de las mermeladas en casi todas las gobernaciones para aceitar la maquinaria política. Podrán seguir ofreciendo reformas a la justicia... para que se siga aplicando a su favor... o a las pensiones, ídem. O a la salud, siempre y cuando siga en las mismas manos. Así llegaremos hasta el 7 de agosto de 2019, cuando se celebrarán los doscientos años de nuestra independencia política. Para entonces, cuando las recomendaciones de los diez sabios habrán cumplido un cuarto de siglo, quizá se convoque a otra misión para que haga nuevas recomendaciones que una vez más no se tendrán en cuenta porque los mismos seguirán con las mismas.
Pero otros esfuerzos no serán en vano: las cartas de los sectores comprometidos con la educación se siguen enviando a los aspirantes... al menos para que quede un registro histórico de este momento crucial, cuando la descomposición social, el narcotráfico y la drogadicción, la violencia contra las mujeres, el reclutamiento de niños por parte de organizaciones al margen de la ley siguen su curso. Y empiezan a darse otros intentos, aunando esfuerzos en la misma dirección. La Revista SEMANA ha creado una página que no dudamos en recomendar a nuestros lectores, Semana Educación.
"Aunque algunas cifras en Colombia pueden ser consideradas como positivas -el país gasta 4,8% de su PIB en educación, cifra cercana a México y Argentina-, muchos estudios indican que no basta una inyección de dinero al sistema, ni mejorar los salarios de los maestros o las promesas de aumentar horas y grados. Aunque una adecuada combinación de estas políticas puede dar algunos resultados, es necesario combatir la profunda segregación social que se perpetúa a través de una educación segmentada y que no propicia el encuentro de jóvenes de diferente origen socioeconómico." Así termina Olarte su columna de denuncia.Tendremos al final una reforma a la educación superior, financiada con préstamos a los usuarios, para que la economía siga bien aunque Colombia vaya de mal en peor.

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