miércoles, 9 de marzo de 2011

Partamos de cero

De cero a siempre
denomina el Gobierno Nacional su programa bandera en educación. “Las 5 locomotoras” resumen el Plan Nacional para el cuatrienio.

Se parte del atraso… pero se parte siempre. Mas no se da continuidad. La continuidad no existe en nuestro débil esquema democrático. Este gobierno, el anterior y el próximo parten siempre de lo mismo: de nada.
Quiero recordarles que Buinaima, una modesta fundación que recogió las banderas de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, Misión CED de la que ya pocos se acuerdan, porque la amnesia, como bien nos lo señalara García Márquez, miembro de la Misión y miembro honorario de Buinaima, es el antídoto que hemos escogido para “empezar otra vez por el principio”, surgió cuando quisimos traer a la débil memoria de los colombianos las recomendaciones o Informe Conjunto de la Misión CED, justo el día en que deberíamos haber celebrado la década de su pomposo lanzamiento al final del gobierno de César Gaviria, un 21 de julio (1994), para ser precisos:
Colombia, al filo de la oportunidad.


El 21 de febrero pasado inició el programa con el cual se espera que “1,2 millones de niños menores de cinco años tengan un crecimiento adecuado en la etapa más importante de su desarrollo”. La iniciativa es loable, no cabe duda, aunque esté dirigida por la primera dama. Tal vez este sea uno de sus varios talones de Aquiles, pues el tema no es otro que la educación, la educación en la primera infancia. Vuelve a caerse en el vacío, en la nada, cuando en Popayán se señala que la primera tarea es “acelerar la capacitación de los agentes educativos, especialmente de las madres comunitarias”.

Dejémonos de cuentos
es el título del ya no tan reciente libro del periodista Andrés Oppenheimer sobre educación en la era de la información. El lanzamiento del programa De cero a siempre estuvo acompañado de la presencia del Nobel de Economía 2000, James J. Heckman. Los economistas están ahora muy interesados en la educación, no es por simple coincidencia: la economía hoy, el factor económico que puede dar acelerado desarrollo a una sociedad, es la economía del conocimiento. Revisando la obra de Heckman de la última década uno encuentra otra vez los argumentos que la Misión CED, la Fundación Buinaima y muchas otras sanas iniciativas que tal vez queden en eso tuvieron en su momento para señalar el rumbo de la nueva economía. Pero marchamos a contracorriente: Manfred Max-Neef, Premio Nobel Alternativo de Economía, nos hace caer en cuenta que la economía que se enseña es la economía del siglo XIX. Como físico, me pregunto qué pasaría si en las universidades de investigación, como denominamos ahora a las que marcan la pauta, estuviéramos enseñando la física del siglo XIX.

Con todo respeto por las madres comunitarias, con todo respeto con la Primera Dama, el problema de la educación no se está tomando como debe ser, por los cuernos. Si en verdad fuéramos ambiciosos, el ejemplo a seguir debería ser Finlandia. Este será tema de una próxima columna. Por hoy, les invito a participar, en alguna de las múltiples formas en que es posible hacerlo hoy, de la Asamblea Buinaima 2011, a realizarse en Casa Buinaima el próximo martes 15 de marzo (5 p.m.). Empezaremos por dotar a Buinaima de unos nuevos estatutos, de cara a los nuevos y viejos retos resumidos en el lema que ya la Misión CED había propuesto:
conformar en Colombia el nuevo ethos que supere la pobreza, violencia, injusticia, intolerancia y discriminación, factores que mantienen a Colombia atrasada socio-económica, política y culturalmente.
(La propuesta de reforma se encuentra en nuestra página de internet.)

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