domingo, 22 de septiembre de 2013

OTRA OPORTUNIDAD PARA COLOMBIA

No me refiero, ni más faltaba, a la clasificación del Equipo de Colombia al Mundial en Brasil, 2014. No es que no me guste el fútbol, pero no suelo escribir sobre lo que considero banalidades. (No aludo al deporte, solo al fanatismo, tan nocivo en todo terreno. No viene al caso, pero hasta mis 17 fui un gran futbolista en torneos colegiados: medio siglo en deportes es demasiado. Hasta Pelé ha sido, en parte, relegado al olvido. Hoy, dos décadas en Ciencia y Desarrollo es un salto abismal, es más que brecha. Para despachar un comentario deportivo, por variar, admiro profundamente a esas mujeres que recientemente, más ellas que los varones, aunque también los hay, han puesto en alto el nombre de Colombia en olimpiadas y mundiales, como admiro a los colombianos todos (¡y todas!) que se han destacado en ciencias naturales y sociales, en todas las artes, en las tecnologías todas, etc. Recuerden lo de Inteligencias Múltiples.)
Cuando he afirmado en columnas anteriores que la oportunidad que se le presentó a Colombia hace dos décadas se perdió, me refería y me sigo refiriendo al ingreso al Siglo XXI, la mal llamada Sociedad del Conocimiento, la confusa Era de la Información. En escritos anteriores he insistido en que información no es conocimiento, y en que conocimiento no es sabiduría, esa sabiduría a que también me he referido en ocasiones anteriores, según la define por ejemplo Bertrand Russell. Para los griegos, al igual que para Einstein, los grandes ideales son la Belleza, la Verdad y la Bondad, pero habrá que concebirlas adecuadamente, aunque cada uno de ellos, particularmente el primero, dependan del punto de vista. En una página maestra, como muchas otras de su autoría, William Ospina se refiere en su columna dominical (Mientras crece el desierto) a los valores del pasado: el heroísmo, el desprendimiento, la generosidad. Esos de que carecen casi todos nuestros líderes políticos. Este último asunto sí nos concierne a todos. Forma parte de "la manera acelerada en que se ha ido mercantilizando el mundo." Ospina concluye que
si bien el planeta podría persistir sin nosotros, girando con su cementerio de hazañas, de inventos y de cosas bellas en la noche cósmica, es difícil aceptar que renunciemos a tanto por tan poco...
que nos resignemos "al mundo mezquino de la vida sin sueños".
Es cierto que las circunstancias han contribuido a que se olvide por completo aquella primera oportunidad que se destacó en el Informe Conjunto de Comisionados. (Para no volverlo a citar aquí, reitero que puede accederse al texto completo en mis columnas anteriores.) Hoy un tema prioritario resulta ser Diálogos de Paz.Todos los colombianos deberíamos apostarle a ese asunto, de vital importancia. Pero la firma de la paz, todos lo sabemos, no es la garantía para vivir todos en paz. El desarrollo a escala humana es también fundamental, es la mejor garantía para que podamos vivir en paz.
 

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