(Recuerdo a mis lectores que los títulos de ésta, la anterior y la próxima columnas, hacen alusión a un texto en preparación con el subtítulo:
Hacia una educación que nos haga humanos para el siglo XXI. Aspiro a suministrarles muy pronto el enlace a la versión electrónica preliminar de mi modesto ensayo.)
Esta segunda parte de lo que será una
tríada se inspira prioritariamente en la que abreviaré
TIM (Teoría de las Inteligencias Múltiples), y en su máximo exponente, Howard Gardner. La primera parte del título principal del texto en preparación,
Cerebro Individual, es desde mi punto de vista un reflejo de lo que resultaría al aplicar el modelo de Gardner y el de Mel Levine, citados en la columna anterior. Gardner hace referencia a 8 cableados cualitativamente distintos del cerebro (en su estructura interna la diferencia debe ser mucho más profunda), los cuales dan lugar a lo que denomina
8 mentes diferentes. Más recientemente nos habla de
Las cinco mentes del futuro, lo que no altera para nada la clasificación hecha en su
TIM. Pueden ser 8 u 8½, recordando a Fellini. Ignoro si será mera coincidencia, pero Levine nos describe 8 sistemas neuroevolutivos. Por nuestro lado, hemos propuesto 8 estrategias ludo-pedagógicas para la educación inicial y la primaria. En esta ocasión por brevedad no me referiré explícitamente ni a las 8 inteligencias de Gardner ni a los sistemas de Levine. Por ahora me limitaré a enumerar las estrategias de Buinaima. En el texto prometido volveré con gran detalle a los 3 esquemas.
Invirtiendo o alterando el título en español de un reciente libro de Antonio Damasio, me atrevo a afirmar que
el hombre crea su cerebro. En español, el de Damasio se denomina:
Y el cerebro creó al hombre, traducción que no parece guardar relación con el título original en inglés:
Self comes to Mind. Esa y otras
traducciones traidoras me permiten parafrasear el título en español y traer a cuento otro texto que recomiendo, originalmente también en inglés:
ID: the quest for identity in the 21st century, escrito por la baronesa Susan Greenfield. Su traducción ál español no corrió con mejor suerte, a mi modo de ver, que el de Damasio:
¡PIENSA! Qué significa ser humano en un mundo en cambio. Por comparación, el ensayo original de Levine al que me referí en la columna anterior se titula
A mind at a time.
Pero dejemos atrás las traducciones y, sin hacer referencia a otros excelentes textos que me han servido de punto de partida para mi ensayo en ciernes (lo haré en el momento oportuno), vayamos al grano. Creo en verdad que, en gran medida, somos dueños de nuestro propio destino, si no en la individualidad del cerebro, por lo menos en la
conciencia social o
comportamiento colectivo resultante de la estructuración del cerebro a partir de una educación transformadora, lo que en Buinaima asociamos con el
NUEVO ETHOS.
Ethos es un término originalmente introducido por Homero en otro contexto, el del más simple animal mamífero domesticado. ¡Del cerebro de los mamíferos nos distanciamos hace muchos millones de años!
Resumir mi argumentación en pro de lo que hace o logra la individualidad o verdadera identidad de cada ser humano es el propósito de esta columna. La próxima explicará lo que entiendo por
Conciencia Colectiva.
Conformar un nuevo ethos cultural, generando nuevas formas de pensar y de actuar a partir de un nuevo modelo educativo, es lo que nos hemos propuesto desde Buinaima, rescatando de paso lo que tal vez en su momento no se destacó como la recomendación central de la denominada
Misión de Sabios. ¿La recuerdan?
No cabe duda alguna: hoy sabemos mucho más sobre el cerebro que lo que pudiéramos sospechar durante la última década del siglo pasado, precipitadamente denominada
Década del Cerebro. La más importante conclusión que emergió de esa década es que el cerebro es un órgano más cambiante y más complejo de lo que hubiéramos podido imaginar. Con razón algunos suponen que éste, el XXI, será
el siglo del cerebro. Por lo menos es claro que veremos avances insospechados en las neurociencias como un todo. Si, como es bien conocido, se refieren a esta como
la era de la información, debería tenerse en cuenta que uno de los campos más excitantes en la física lo constituye
el procesamiento cuántico de la información. Algunos han introducido el término neurocuántica, pero eso es por ahora
otro cuento.
Lo que sí podemos afirmar con absoluta seguridad es que el cerebro se estructura en y para cada individuo. La forma más adecuada de hacerlo es brindando a cada uno el (los) ambiente(s) de aprendizaje que requiere. La educación inicial, en la primera infancia, sería la oportunidad. ¿Estamos preparados para ello? Lamentablemente no. La nueva administración en el Distrito Capital la ha tomado como una de sus banderas para transformar la educación, por ende la sociedad y la cultura. Me atrevo a formular un consejo: la atención a la niñez no puede limitarse a asistencialismo.
Puesto que a la escuela pública los niños y las niñas ingresan al preescolar, ese es por ahora nuestro punto de partida. Siguiendo el esquema de las inteligencias múltiples, hemos diseñado lo que denominamos Estrategias Ludo-pedagógicas. Sin que exista una correspondencia con las 8 inteligencias propuestas por Gardner o los 8 sistemas neuroevolutivos de Levine, son precisamente 8 estrategias las que desde el preescolar proponemos implementar en el aula de clase, particularmente en los 3 primeros ciclos. Nos limitamos simplemente a enumerarales: ludo-motricidad, ludo-comunicación, ludo-arte, ludo-sofía, ludo-ciencia, ludo-mática, ludo-creatividad y ludo-innovación. El o la interesado(a) puede ver una mayor desccripción en la página que hemos diseñado e implementado con financiación principalmente de la Secretaría de Educación Distrital en Bogotá: www.ethosbuinaima.org/sedbogota
En síntesis: 1) para todos los efectos prácticos, desde que
el cerebro nos hizo humanos, con la salvedad de que todavía no podemos precisar qué significa ser humanos, es totalmente imposible encontrar 2 cableados neuronales que sean exactamente iguales; 2) siendo en consecuencia el cableado individual nuestra mayor característica, se suma a ella la posibilidad de desarrollarlo o estructurarlo (modificarlo mediante la educación y el contexto cultural) en la forma más conveniente para cada individuo y en beneficio de la sociedad en que está inmerso; 3) es deseable que la escuela se prepare al menos medianamente para ello. ¿Cómo? No en vano la
Misión de Sabios señalaba que, de las 4 caras que forman la pirámide del desarrollo, a saber, ciencia, tecnología, organizaciones que aprenden y educación, esta última es el fundamento.
Quiero terminar esta segunda parte con dos frases que nos recuerdan el inicio de dos periodos cuasi-trágicos, cada una en su entorno:
Ya tenemos alistado el navío, izadas las velas y trazado el rumbo; sólo nos falta zarpar al nuevo mundo que ya tenemos imaginado.
Fueron las palabras finales de César Gaviria Trujillo, 21 de julio de 1994, cuando se difundió con bombos y platillos el Informe Conjunto de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, titulado
Colombia al filo de la oportunidad. Una oportunidad perdida que debemos rescatar, aunque como lo sentenciara García Márquez:
... Porque las estirpes condendas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.