En el marco de la XIII edición de «Expociencia-Expotecnología
2013», realizada en Corferias entre el 28/10 y el 03/11, la Asociación
Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC) invitó a los integrantes de la Misión
de Ciencia, Educación y Desarrollo, Misión CED, y a un selecto grupo de jóvenes
investigadores a un foro durante el cual se haría un balance y una proyección
de los avances en ciencia, educación y desarrollo, 20 años después de la
primera reunión de la Misión. A esta actividad se sumó complacida la ONG que
represento, la Asociación Colombiana pro Enseñanza de la Ciencia – Buinaima,
hoy denominada «Corporación Buinaima». Para mi sorpresa, el balance realizado fue más positivo
o menos negativo, dependiendo del punto de vista, de lo que cabría esperar y
amerita hacer el correspondiente al foro mismo en una columna posterior, a lo cual me
ofrezco. El doctor Eduardo Posada Flórez, presidente de la ACAC y miembro de la
Misión, me honró con el privilegio de dirigir, como presidente de Buinaima, un breve
saludo a los asistentes y, en particular, a los ex comisionados presentes y ausentes, los “diez miembros
honorarios de Buinaima”, a saber: Eduardo Aldana, Luis Femando Chaparro, Gabriel
García Márquez, Rodrigo Gutiérrez, Rodolfo Llinás, Marco Palacios, Manuel Elkin
Patarroyo, Eduardo Posada, Ángela Restrepo y Carlos Eduardo Vasco. Por fortuna el impreso de mi saludo, 3 páginas escritas para leer a los asistentes, lo olvidé: no había tenido en cuenta a «la nueva generación de sabios». Ciertamente el número de investigadores destacados en todos los campos del saber, muchos de ellos con gran prestigio internacional, ha crecido impresionantemente, mucho más que el presupuesto destinado a la investigación, muy lejos todavía de la meta propuesta hace 2 décadas. El olvido y el feliz desarrollo del evento me motivaron
a escribir esta y la siguiente columna. Quise en ellas reflejar, en primer
término, qué es, y qué se propone y cómo nació (21/07/2014) la persona jurídica denominada
«Buinaima», justo diez años después de divulgarse el Informe Conjunto de
Comisionados, Colombia al filo de la oportunidad, el 21 de julio de 1994. En segundo término, reconocer que sí se ha avanzado... a pesar de la negligencia del Estado, aunque poco se ha hecho en 2 aspectos estrechamente relacionados: la educación, la cual debe ser de excelencia para el fin que se persigue, y en conformar el nuevo ethos, esencia misma (fin) de la propuesta.
La primera reunión de
la Misión CED ocurrió, contradiciendo las leyes de la lógica, como diría Carlos
Eduardo Vasco, el 16 de septiembre de 1993. La Asociación Buinaima se fundó el
21 de julio de 2004, como homenaje a los ex comisionados, y como un intento por
rescatar en el terreno educativo las recomendaciones de La Misión. Sobre el origen
del nombre, perteneciente a la etnia uitoto y utilizado por nosotros con autorización
de algunos de sus abuelos o “sabedores”, solamente diré que uno de los
múltiples atributos del personaje milenario de muchas caras, prolongación del
cosmológico “ordenador del mundo”, es el de “un educador que cuida de la gente”.
Ahora podríamos afirmar que “un buinama es el educador que cuida del ambiente”,
del ambiente natural pero también del ambiente cultural. Eso es “un buinaima”
a largo plazo, y para entrelazarlo con la urgencia de los tiempos modernos, los
del tercer milenio, tiempos previstos por “La Misión de Sabios” hace ya 20
años, hemos definido el siguiente término:
«Además de ser ingenioso, creativo y apasionado en
un campo del saber, un talento buinaima es un individuo preocupado por
contribuir a la solución de los problemas de la sociedad en que está inmerso y
por transformar el entorno cultural en que se encuentra.»
La Corporación Buinaima, hasta hace
poco denominada Asociación pro Enseñanza de la Ciencia, pretende ser FORJADORA
DE TALENTOS, especialmente en poblaciones escolares vulnerables, como lo son la
mayoría de nuestros niños, niñas y adolescentes. Los 10 comisionados son un
ejemplo mayúsculo de lo que significa “un talento buinaima”. Algunos de ellos,
aclarando que todos lo merecen, han recibido el galardón “Educador Buinaima”,
un pleonasmo innecesario para los lectores de esta columna y para los
asistentes al evento, pero indispensable para dirigirse al colombiano medio,
quien tampoco está familiarizado con la trascendencia de la ciencia y la
tecnología en la cultura del siglo XXI, conformada en países desarrollados por
las denominadas “sociedades del conocimiento”. De hecho, ese colombiano
promedio no comprende lo que significó en gran medida desaprovechar lo
que “los diez sabios” denominaron “el filo de la oportunidad para el próximo
milenio”. Forzoso es reconocer que no todo está perdido, y que del cuarto de
siglo, 5 lustros, que propusieron para la “conformación de un nuevo ethos
cultural”, todavía nos queda 1 lustro.
El grupo de nuevos investigadores que
escuché en Corferias me lleva a reconocer que, a pesar de la falta de
conciencia de la clase política y empresarial de este país, el avance en apropiación social de la ciencia, más
que en ciencia y tecnología, donde
también se ha avanzado, al menos en formación de investigadores, ha sido
significativo. Estamos mucho peor en
formación básica y media, y bien valdría la pena hacer un balance complementario.
En este terreno, si quisiéramos aprovechar bien el lustro faltante para el 2019,
quizá no lográramos transformar las instituciones en “organizaciones que
aprendan”, esencia del nuevo ethos, como lo proponía el comisionado Rodrigo Gutiérrez, pero sí podríamos
al menos inquietar o motivar a las generaciones en formación con nuevas formas
de pensar y de actuar, mediante una educación, no ya de calidad, reclamémosla
de excelencia, para conformar ese indispensable ethos cultural.
De cómo se forjó esa
oportunidad altamente improbable de reunir a los 10 comisionados para trazar “un
mapa de navegación hacia el tercer milenio” nos hablaba el educador y matemático
Vasco en su breve discurso de aquel 16 de septiembre de 1993. Decía Vasco:
«Era altamente improbable, más aún, a
todas luces imposible por contradecir la lógica, que un gobierno empeñado más
bien en una transformación profunda del orden económico y del orden constitucional
y legal, nos sorprendiera al final de su mandato con este encargo futurista
sobre las relaciones entre las ciencias, la educación y el desarrollo.»
Improbable es hoy Sellar el pacto por la paz;
las opiniones están más divididas que nunca. Mas no es imposible. Sería
altamento beneficioso que se dieran las 2 circunstancias
simultáneamente: un pacto por la paz y por el desarrollo con fundamento
en ciencia, tecnología, arte, humanidades y conocimiento ancestral, las 5
formas de conocimiento en que se apoya Buinaima. Siguiendo con la
lógica
de lo improbable, o mejor, la lógica de lo complejo, he decidido
denominar mi saludo de reconocimiento a los 10 ex
comisionados con un título que refleje de alguna manera la situación 20 años
después (http://ethosbuinaima.blogspot.com/2013/11/de-las-amenazas-las-oportunidades-y-de.html):