“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”
Sea esta cita una de las múltiples formas en que hoy se rinda homenaje al inmortal líder sudafricano. Muchas otras frases sabias que brotaron de su filosofía de la vida y de su lucha de toda una vida por la paz en la justicia e igualdad de derechos pueden encontrarse en la red. Agrego una más que motiva esta columna:
“No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en que se trata a sus niños.”
Sea esta cita una de las múltiples formas en que hoy se rinda homenaje al inmortal líder sudafricano. Muchas otras frases sabias que brotaron de su filosofía de la vida y de su lucha de toda una vida por la paz en la justicia e igualdad de derechos pueden encontrarse en la red. Agrego una más que motiva esta columna:
“No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en que se trata a sus niños.”
Hoy, en el siglo XXI, la educación esencial no es solamente la de primera infancia, preescolar y básica primaria, más secundaria o incluso media en los países que han logrado garantizar esta última. Hoy el medio difícilmente puede transformarse sin educación superior. Pero si la calidad de la educación terciaria o posterciaria es pobre, más pobre aún serán los resultados obtenidos en términos de la transformación que se busca. ¿Podrá hablarse de una educación superior de calidad si la básica y media son menos que mediocres? Salvo algunos colegios de élite y más pocos aún de carácter público, en Colombia la escuela brilla por su mediocridad. Para muestra, un botón. La educación superior es igualmente pobre.
Si nuestra Alma Máter quiere brindar la educación superior de más alta calidad, llamémosla de excelencia, en donde ética y excelencia coincidan, y no concibo que pueda ser de otra manera, no deben dejarse de lado los niveles anteriores, particularmente en las regiones en las que el Estado se ha caracterizado por su negligencia y los políticos se han distinguido por su corrupción.
El PEAMA (Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica) es un programa que debe constituirse en emblema de nuestra educación, a todos los niveles, en las regiones de la periferia en un país de la periferia global como es Colombia. Aquí el apartheid de corte racista aparentemente no ha existido, pero es evidente que lo hay si nos atenemos al significado del término, separación o segregación de cualquier tipo. Las zonas o regiones de alta población indígena o negra u otras minorías, o pobre y otras mayorías, se caracterizan por una muy pobre educación. Y todos los días se denuncian manejos indebidos de los recursos a ella destinados.
El mejor homenaje que desde la Universidad Nacional de Colombia podemos rendir a Nelson Mandela es tomar en serio sus frases alrededor de la educación, de la niñez y, por ende, de la juventud transformadora. Los docentes del Alma Máter nos debemos íntegramente a esta tarea, si es que la Misión y la Visión del alma Máter las tomamos en serio. (En la visión se proclama explícitamente: influir en el Sistema de Educación Pública, sic.) Como representante de la Corporación Buinaima, a la que pertenece la Universidad Nacional como su más prestigiosa Institución Honoraria, hago un llamado en ese sentido.
El PEAMA (Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica) es un programa que debe constituirse en emblema de nuestra educación, a todos los niveles, en las regiones de la periferia en un país de la periferia global como es Colombia. Aquí el apartheid de corte racista aparentemente no ha existido, pero es evidente que lo hay si nos atenemos al significado del término, separación o segregación de cualquier tipo. Las zonas o regiones de alta población indígena o negra u otras minorías, o pobre y otras mayorías, se caracterizan por una muy pobre educación. Y todos los días se denuncian manejos indebidos de los recursos a ella destinados.
El mejor homenaje que desde la Universidad Nacional de Colombia podemos rendir a Nelson Mandela es tomar en serio sus frases alrededor de la educación, de la niñez y, por ende, de la juventud transformadora. Los docentes del Alma Máter nos debemos íntegramente a esta tarea, si es que la Misión y la Visión del alma Máter las tomamos en serio. (En la visión se proclama explícitamente: influir en el Sistema de Educación Pública, sic.) Como representante de la Corporación Buinaima, a la que pertenece la Universidad Nacional como su más prestigiosa Institución Honoraria, hago un llamado en ese sentido.
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